El medio británico BBC publicó el pasado 27 de marzo un reportaje sobre la desaparición de las pandillas en El Salvador luego que el régimen de excepción cumpliera un año de vigencia. La cadena internacional destaca la tranquilidad que viven los habitantes de las comunidades que en el pasado fueron «sitiadas» por las estructuras criminales que impusieron fronteras imaginarias, de las cuales se corría peligro de muerte al cruzarlas.
«Es jueves en la tarde y dos equipos de adolescentes del municipio de Soyapango, en El Salvador, juegan al fútbol. Podría parecer una escena de lo más común ya que ambos grupos viven en dos barrios de la misma ciudad. Sin embargo, es la primera vez que ocurre en décadas», destaca el periodista Marcos González Díaz de la BBC.
Como resultado de la guerra civil que se vivió en El Salvador en la década de los 80, una basta cantidad de salvadoreños migraron hacia el extranjero en busca de refugio, sin embargo, un grupo de migrantes comenzó a organizarse en Los Ángeles con fines delictivos que mutaron hacia una rivalidad que regresó a El Salvador, y que ahora se conocen como la MS-13 y el Barrio 18, una confrontación de terroristas que dejó unas 120,000 muertes de ciudadanos salvadoreños.
Ante la desaparición de estos grupos delictivos, y consigo las fronteras imaginarias, Jerrica, la entrenadora de la escuela de fútbol en la colonia Credisa, donde la Mara Salvatrucha (MS-13) controlaba la zona con amenazas y violencia, visitó el pasado lunes el barrio de San José junto con su equipo, una zona que fue controlada por el Barrio 18.
«No veníamos aquí desde hace más de 20 años, es como si nos separara un mundo. Así que los muchachos, que tienen 16 o 17, es la primera vez en su vida que llegan acá a jugar tranquilamente. Estaban tan emocionados que dejaron de ir a estudiar hoy por venir a conocer» relató Jerrica con evidente entusiasmo a la cadena BBC.
A pesar de los esfuerzos de los Gobiernos salvadoreños anteriores mediante treguas, negociaciones y estrategias de «mano dura», las pandillas no lograron ser erradicadas en el país hasta que la administración del presidente Nayib Bukele impuso el Plan Control Territorial, y propuso instaurar un régimen de excepción, el cual, a un año de su aprobación, la Policía Nacional Civil y la Fuerza Armada han logrado desarticular a las pandillas finalmente.
Centro de Confinamiento del Terrorismo
«Solo hay dos caminos para un pandillero: la cárcel o la muerte, no hay otro», anunció el presidente Nayib Bukele en abril de 2022. El mandatario ordenó la construcción del Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) una megacárcel con capacidad para 40,000 reclusos donde ya fueron trasladados los primeros 4,000 pandilleros.
Pese a las críticas de las organizaciones que defiende los derechos humanos de los pandilleros que causaron miles de muertes en el territorio salvadoreño durante décadas, la población destaca la evidente mejoría en el tema de seguridad que vive el país en la actualidad, ya que registró una tasa de 104 homicidios por cada 100,000 habitantes en 2015, el más violento de su historia, sin embargo, ahora El Salvador se ha convertido en uno de los países más seguros de América.
«Este lugar no era nada seguro hasta que el presidente hizo eso (…) Creo que el régimen fue la mejor decisión que se pudo tomar y que está siendo el mejor presidente que ha habido», contó Dennise a la BBC, una joven vecina del barrio La Campanera, un lugar en el que era imposible entrar y salir sin el permiso de los pandilleros en el pasado.
«Aplastante» apoyo de la población
La BBC destacó el «aplastante» 92 % del apoyo de la población hacia el presidente Nayib Bukele en cuanto a la estrategia de seguridad pública que recopiló la encuesta de CID Gallup publicada el pasado mes de enero.
«En este momento, las estructuras de las pandillas están prácticamente desaparecidas en los territorios. Lo que ha quedado es un remanente muy poco significativo que permanece escondido en los barrios, y otros que han migrado a zonas rurales», expresó a la BBC Marvin Reyes, representante del sindicato Movimiento de los Trabajadores de la Policía.
Para eliminar cualquier vestigio de la presencia de las pandillas en El Salvador, el presidente Bukele optó por borrar todo grafiti distintivo de las estructuras criminales que significaban el reclamo de territorios de manera ilegítima.
«Nos acostumbramos a ver, oír y callar. Así es como se vivía en medio de tanta delincuencia (…) Aquí nadie podía decir que vivía en La Campanera porque no le daban empleo, así que ponías que vivías en otro lugar. Pero eso empezó a cambiar», explicó por su parte Carmen, habitante de La Campanera.
Viviendas recuperadas
La Campanera fue una zona de guerra entre pandillas en donde se hizo normal escuchar balaceras entre los grupos delictivos, una zona en la que incluso se usurparon viviendas a los habitantes inocentes que sufrieron el asedio de estos terroristas.
«Jamás nos imaginábamos que íbamos a vivir aquí, porque este lugar era famoso por no ser seguro. Pero ya sabíamos que ya no había aquí ese tipo de personas, así que vinimos sin temor», cuenta Sonia a la BBC, una joven de 18 años que compró una casa en La Campanera por $10,000 luego que el Gobierno de El Salvador recuperara las viviendas usurpadas para venderlas a precios mucho más bajos dentro del mercado mobiliario.
«Ahora mis niños pueden salir a jugar a la calle, son las 10:00 de la noche y seguimos fuera porque hasta una lámpara pusieron (en la calle). Antes, como no podía entrar nadie a ponerla, todo esto para allá era oscuro», relata Sonia.
La «renta»
Los salvadoreños fueron sometidos al pago de extorsiones por parte de las pandillas la cual fue llamada popularmente como «renta». Ciudadanos, negocios y empresarios fueron sometidos a esta imposición para poder continuar operando o circulando de manera libre. La BBC destacó que según la Federación de Empresarios del Transporte, las extorsiones a su sector se redujeron un 95% en 2022.
«Es que antes estábamos sitiados: controlaban nuestros nombres, a qué hora salíamos, quién nos visitaba, todo», relató Marta, habitante de la comunidad Iberia
En el caso de Daniel, según menciona la cadena británica, el vendedor de refrescos en camión que comerciaba en la colonia San Bartolo 4 asegura que algunos de sus compañeros tuvieron que pagar hasta $100 mensuales a las pandillas para entrar a zonas aledañas.