El ataque con drones reivindicado por los rebeldes hutíes el lunes fue la primera operación que dejó víctimas en territorio emiratí y fue duramente condenado por Estados Unidos y otros países occidentales.
En respuesta, la coalición liderada por Arabia Saudita que combate a las milicias hutíes, de la cual los Emiratos también forman parte, lanzó bombardeos sobre la capital de Yemen.
«Los bombardeos causaron 11 muertos», declaró a la AFP Akram al Ahdal, familiar de algunas de las víctimas. «Continúa la búsqueda de más sobrevivientes entre los escombros».
Ahdal precisó que los ataques aéreos golpearon dos casas y las dejaron en ruinas.
La cifra de muertos fue confirmada por una fuente médica en Saná, después de que la coalición multiplicara desde el lunes por la noche los ataques de represalia en la capital yemení, bajo control rebelde.
Los precios del crudo alcanzaron máximos en siete años tras el ataque el lunes contra una central de abastecimiento de crudo que dejó tres muertos.
En su reivindicación, los rebeldes hutíes advirtieron a los residentes de los Emiratos que evitaran las «instalaciones vitales, por su propia seguridad».
Intensificación del conflicto
El ataque de los rebeldes hutíes respaldados por Irán reduce las esperanzas de terminar con el conflicto en Yemen, que ha dejado millones de desplazados en este país, que es el más pobre de la península arábica.
Estados Unidos prometió que los rebeldes «van a rendir cuentas» tras el ataque, una condena que fue replicada por el Reino Unido, Francia y la Unión Europea.
Este incidente se produce tras un recrudecimiento de los combates en Yemen, donde la brigada de los Gigantes, formada en los Emiratos Árabes Unidos, ha hecho retroceder a los rebeldes de la provincia de Shabwa, en el sur del país.
Este revés asestó un golpe a las milicias que buscan el control de Marib, capital de la provincia vecina y que es el último bastión del gobierno en el norte de Yemen.
El ataque del lunes se produjo después de que este mes los rebeldes yemenitas capturaran el «Rwabee», un barco emiratí, y difundieran imágenes que supuestamente mostraban cargamento militar a bordo de la embarcación.
Los siete tripulantes de la embarcación permanecen capturados.
La coalición liderada por Riad apoya desde 2015 al gobierno de Yemen en su lucha contra los rebeldes que desde 2014 controlan Saná y otros territorios de este país, que ha sido arrasado por una guerra que deja más de 377,000 muertos.
«No se vislumbra un final a la guerra en Yemen», indicó a la AFP Elisabeth Kendall, investigadora de Pembroke College, de la Universidad de Oxford.
«El conflicto está escalando hacia nuevos frentes, tanto domésticos como regionales», señaló la experta.