La fuerte mejoría de la situación sanitaria de Reino Unido, el país más afectado en Europa por el Covid-19 (cerca de 127,000 muertos) y confinado desde inicios de enero, y el avance de la vacunación dan ansias de viaje a los británicos, habituados a visitar las playas del Mediterráneo en el verano.
Pese a la presión creciente, Boris Johnson se limitó a confirmar la apertura el 12 de abril en Inglaterra de los comercios no esenciales como peluquerías, terrazas de pubs o salas de gimnasio. Rechazó por el contrario comprometerse sobre una fecha para viajes al extranjero, prohibidos por ahora hasta el 17 de mayo salvo razón esencial.
«No quiero ser rehén de la suerte o subestimar las dificultades que vemos en algunos países donde la gente quiere ir», dijo el dirigente conservador en conferencia de prensa.
«No queremos que el virus regrese desde el extranjero. Está resurgiendo en algunas partes del mundo», agregó.
El gobierno se limitó a publicar los grandes principios que enmarcarán a los futuros viajeros: un sistema tricolor para clasificar los países según el grado de avance de su vacunación, su tasa de contaminacion o la presencia de variantes preocupantes.
Los destinos verdes serán eximidos de cuarentena al regreso y serán exigidas una prueba antes de viajar y otra al llegar, contrariamente a los países naranja (pruebas y cuarentena en la casa) y rojo (llegadas limitadas a los residentes, costosa cuarentena en el hotel y pruebas).
Actualmente, todos los viajeros que lleguen al Reino Unido deben efectuar una cuarentena de diez días en sus casas, o, para los países de riesgo, en hotel a costa de su bolsillo. Las fronteras están cerradas para los no residentes provenientes de un país en la lista roja.
Downing Street indicó sin embargo que era aun prematuro establecer una lista de países y sigue desaconsejando las reservaciones para viajar al extranjero.
«Hemos hecho enormes progresos en los últimos meses con nuestro programa de vacunación y en el país todos han hecho grandes sacrificios para que podamos alcanzar esta etapa de nuestra convalecencia del covid-19», había declarado más temprano Johnnson en un comunicado.
«Hacemos cuanto podemos para permitir la reapertura (…) de la manera más segura posible», añadió.
Las nuevas medidas tratan de no poner en peligro la campaña que ha administrado más de 31,5 millones de primeras dosis en el Reino Unido, es decir casi la mitad de la población total, desde diciembre.
Pasaporte «discriminatorio»
Para mantener el virus bajo control, el gobierno también prevé probar un sistema de pasaportes sanitarios para concentraciones multitudinarias en Inglaterra, como los partidos de fútbol y los eventos que se celebran en lugares cerrados.
Este certificado informaría que la persona está vacunada, es negativa al coronavirus o tiene anticuerpos. No se exigiría en el transporte público ni en los comercios no esenciales.
A mediados de abril se harán pruebas piloto, principalmente en la final de la Copa de Inglaterra en el estadio de Wembley.
Pero este proyecto de pasaporte sanitario genera malestar y más de 70 diputados británicos de todo el espectro político se oponen a él por considerarlo «discriminatorio», lo que podría tumbarlo si se llegara a votar en el Parlamento.
Por último, para facilitar la reapertura y «romper las cadenas de contagio», los habitantes de Inglaterra podrán someterse a partir del viernes a dos tests de detección rápida por semana.
Cada una de las cuatro naciones constitutivas del Reino Unido dispone de su propio calendario de desconfinamiento y en Escocia las peluquerías abrirán desde el lunes.