Cientos de migrantes formaron este jueves en Honduras una caravana que pretende llegar a Estados Unidos, atravesando Guatemala y México, en busca de mejores condiciones de vida, con la esperanza de que el próximo presidente, Joe Biden, les abra las puertas.
«Confiamos en Dios que Biden nos va a ayudar. Sabemos que va a tomar posesión el 20» de enero, dijo Amanda, quien viaja con su hijo de diez años.
Una avanzada de 300 personas había partido de madrugada desde la sede central del transporte de San Pedro Sula, la segunda ciudad del país, 180 km al norte de Tegucigalpa, para alcanzar la frontera guatemalteca, en el puesto de Corinto, a un centenar de kilómetros.
Los hondureños dicen huir de la violencia de pandillas y el narcotráfico, a lo que en los últimos meses se han sumado los embates de la pandemia de covid-19 y del paso de dos potentes huracanes en noviembre.
«Vamos huyendo de la miseria, desde marzo que empezó la pandemia no tengo trabajo», contó a la AFP Jessenia Ramírez, de 36 años, quien deja a su esposo y tres hijos (21, 18 y 16 años), a los que espera luego enviarles recursos.
Llegó de Santa Cruz Yoja, 60 km al sur de San Pedro Sula, donde trabajaba como cocinera en un restaurante que cerró al inicio de la pandemia, que deja 131.000 casos y unas 3.300 muertes en este país de casi 10 millones de habitantes.
En tanto Iván Inestroza, de 23 años, emprende el viaje con su esposa Deylin Rivera, de 18 años, y la hija de ambos, de 10 meses de nacida.
Pero a diferencia de muchos de sus compatriotas no pretenden quedarse en suelo estadounidense.
Después de que las lluvias que azotaron Honduras provocaran el derrumbe de su vivienda en El Amatillo, punto del suroeste fronterizo con El Salvador, lo que quieren es «trabajar» y «regresar» a su país para levantar una casa, cuenta Deylin.
«Tengo una hernia y no tengo dinero para operarme. Vamos a ver si hacemos la casita y un dinerito para poner un negocio», explicó Iván.
Un viaje «mortal»
Según la convocatoria en las redes sociales, un grupo de 3.000 personas tiene previsto salir la madrugada del viernes desde el terminal de buses de San Pedro Sula.
Los migrantes guardan esperanzas de que Biden, quien asume la presidencia de Estados Unidos el 20 de enero, sea más flexible con las normas migratorias que su antecesor Donald Trump, una posibilidad que ya ha sido rechazada por Washington.
«Me ha llamado la atención la cantidad de latinos que [Biden] ha puesto en su equipo de trabajo y eso nos motiva», dijo Diego Bertrand, quien aseguró haber sido reportero de un canal local de TV que entró en crisis por la pandemia, y se ha visto obligado a migrar.
Pero el comisionado interino de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP), Mark A. Morgan, les pidió quedarse en Honduras: «No pierdan su tiempo y dinero y no arriesguen su seguridad y salud». «Es un viaje «mortal», subrayó en un comunicado.
En los grupos de WhatsApp donde se han enlazado varios de los participantes, se ofrecen sugerencias, como llevar agua o ir con zapatos cómodos. Algunos preguntan si pueden viajar sin documentos o sin prueba de covid-19, lo que las autoridades guatemaltecas ya adelantaron que no permitirán.
Mientras tanto, la policía hondureña distribuyó a unos 7.000 agentes para resguardar la seguridad en el trayecto de la caravana hasta la frontera con Guatemala.
Guatemala en alerta
Guatemala decretó este jueves un «estado de prevención» en siete de sus departamentos, que le permite disolver incluso «por la fuerza» aglomeraciones públicas, ante la inminente llegada de la caravana.
Pero también dispuso puestos de control y apoyo a personas que lo necesiten, a lo largo del trayecto que podría tomar la caravana, en los departamentos de Izabal, Zacapa, Chiquimula, Jutiapa, El Progreso, Petén y Santa Rosa.
Mientras tanto, el gobierno de México ya adelantó que «no promueve ni permitirá el ingreso irregular de caravanas de personas migrantes, y continuará actuando en apego a su ley migratoria y a los protocolos sanitarios establecidos». El jueves desplegó a 500 agentes migratorios a Chiapas y Tabasco, en su frontera con Guatemala.
Más de una docena de caravanas han partido de Honduras desde octubre de 2018, pero han chocado con el muro y los despliegues de miles de guardias fronterizos y militares ordenados por Trump en la frontera sur con México.
Guatemala, México y Honduras firmaron con la administración Trump un acuerdo conocido como «tercer país seguro», en que se comprometen a colaborar con Estados Unidos en la detención de las corrientes migratorias procedentes del sur del continente.