Conocer la historia de un inmueble es complicado, sobre todo cuando tiene más de 150 años de existencia; pero esto no ha sucedido con la Casa Barrientos, un inmueble icónico de la ciudad de Izalco, característico por su arquitectura adelantada en el tiempo y detalles que se mantienen a pesar de los años. Según una «clave» (una plaquita colocada sobre la puerta principal) su fecha de construcción fue 1864, y perteneció a don Ramón Barrientos, tal cual lo detallan las iniciales de la misma «clave».
Se ha registrado que a finales del siglo XVlll Pedro Barrientos, posiblemente procedente de España, llegó a Izalco donde habitaban más compatriotas. Ahí, se une en matrimonio con Felipa Vega, con quien procrearon cinco hijos y uno de ellos fue Ramón.
Don Ramón Barrientos era culturalmente un ladino de Dolores Izalco, que tenía un pensamiento visionario lo cual le permitió generar una buena riqueza económica, comprar propiedades y erigir diversas infraestructuras en Izalco, entre ellas su residencia.
«Se dice que la familia Barrientos perteneció a la élite económica, social y política del pueblo, tanto así que el diseño arquitectónico de las casas era de la oligarquía de ese entonces. Tenían tanto poder económico, como político, ya que las investigaciones históricas mencionan que, posiblemente, el diseño de esta casa fue elaborado por el arquitecto francés privado del presidente Dueñas, que en ese entonces fungía en el gobierno», detalla Benjamín Bautista, historiador de Izalco.
Tras la muerte de don Ramón Barrientos (en 1890) y de su hijo Francisco (en 1893), en la casa solo quedaron las hijas y esta empezó a ser llamada La casa de las niñas Barrientos.
Los otros hijos de don Ramón, Belisario y Ramón, vivían desde hacía tiempo en sus propios hogares.
«Aparte del desarrollo político y social de los Barrientos, se les adjudica un montón de cosas importantes en el pueblo. Mucha gente desconoce que a través de don Belisario se logró el primer servicio de agua potable, inaugurado en 1968, cuya fuente se encuentra en el parque Zaldaña, era la cantarera del pueblo. También se le adjudica la primera casa de la salud. Ahora, anexa a la alcaldía municipal, que se conoce como Unidad de Salud y que fue construida en 1952. También está la distribución del pavimentado del desvío hasta la parroquia Dolores. Y en 1962, don Belisario Barrientos participó en la unificación de los dos pueblos de Izalco, porque antiguamente estaba divido en dos, el pueblo indígena y el pueblo de los ladinos, cada uno con su alcalde; pero para esa fecha se unifican los dos pueblos en un solo gobierno», añade Bautista.
La misma casa de los Barrientos fue puesta a disposición de los habitantes de Izalco, ya que cuando necesitaban algo sabían que podía acercarse a esta familia para pedir favores o buscar consuelo divino.
«Cabe mencionar que la familia Barrientos era muy devota, muy religiosa, y muy dedicada al servicio litúrgico, ya que venía de España con todos esos conocimientos y culturas religiosa. Por eso, la casa Barrientos se conocía como la tercera parroquia del pueblo, porque en ella albergaban una gran cantidad de imágenes que posteriormente fueron donadas a las iglesias», agrega el historiador.
Con el fallecimiento de las niñas Barrientos y sus hermanos, la casa pasó a ser propiedad de una sobrina a quien conocían como la niña Gracia, y un sobrino don Alfonso, quien fue alcalde de la ciudad. Con el paso de los años, el patrimonio que don Ramón Barrientos había logrado comenzó a deteriorarse porque los izalqueños no contaban con los recursos necesarios para su mantenimiento.
Conservación de la casa
En 1991, la casa Barrientos fue declarada Monumento Nacional y en 2012 es reconocida como Bien Cultural Protegido. Su actual restauración es gracias al Fondo de los Embajadores para la Preservación Cultural de Estados Unidos junto con la alcaldía de Izalco. Este fondo es un programa de Departamento de Estado de Estados Unidos que otorga subvenciones a El Salvador y a otros países del mundo.
«Este es uno de los programas insignias para continuar construyendo fuentes culturales y de nexos entre las naciones con las que tenemos relaciones. Es una competencia anual entre todas las embajadas del mundo a través de la cual se hacen llegar las bases y se publica en cada país para que las embajadas reciban proyectos que son revisados para ver su factibilidad y posteriormente se mandan a competir al Departamento de Estado, en el Centro de Herencia Cultural», explica Diego Hubbard, asistente cultural de la embajada de Estados Unidos.
Esta competencia se ha desarrollado desde el 2001 y han participado un promedio de 500 proyectos en el mundo. El Salvador ha sido financiado 12 veces, lo cual equivale a un millón de dólares.
La intervención de la Casa Barrientos inició en 2019 con una inversión de más de $245,000 por parte de la embajada de Estados Unidos y una contrapartida de $160,000 de la alcaldía de Izalco.
«El Salvador tiene un muy buen récord de este fondo. El primero fue las pirámides de Cihuatán en dos fases. Se empezó con el parque de pelota y después se restauró la pirámide. Se ha intervenido dos veces la catedral de Santa Ana, la primera vez fue por un tema estructural y la segunda vez fue para el techo. Izalco Tour también ganó el proyecto, el museo MARTE, la cueva del Espíritu Santo en Morazán. Este último por su arte rupestre y tener muchos elementos, como el agua, no se ve tanto el trabajo que se hizo en su momento», agrega Hubbard.