El presidente Nayib Bukele anunció ayer que el Gobierno de El Salvador empezará a comprar deuda soberana a todos los tenedores de deuda con vencimientos entre 2023 y 2025 al precio de mercado. Para cumplir con esa iniciativa, el Gobierno envió a la Asamblea Legislativa dos proyectos de ley para asegurar los fondos que permitan hacer una oferta «transparente, pública y voluntaria».
La noticia alegró a los mercados, que reaccionaron favorablemente y aumentaron el precio de los bonos salvadoreños. Sucedió apenas unos minutos después de haber hecho el anuncio, por lo que el Gobierno considera que subirán más hasta que se ejecute la compra de la deuda soberana, y se calcula que sea dentro de seis semanas, cuando se hayan completado todos los trámites necesarios para la operación de compra.
Por otro lado, una acción de esa naturaleza desmiente de forma tajante y contundente la campaña de desinformación emprendida por medios de comunicación que figuran como órganos de propaganda de la oposición, que han divulgado la falsa percepción de que El Salvador se encuentra al borde de un abismo y se expone al «default», es decir, a que no se pagará la deuda porque el país se encuentra en bancarrota.
Nada más lejos de la realidad. El Salvador puede honrar sus compromisos de deuda gracias, en primer lugar, al crecimiento del país, que genera que más fondos lleguen al fisco, por medio del pago de impuestos, gracias al dinamismo de la economía nacional. Los ingresos fiscales están en franco crecimiento, como bien lo hizo notar el informe de la financiera internacional Morgan Stanley, lo que da tranquilidad a todos aquellos que compraron bonos y otros títulos.
Y, en segundo lugar, lo que también permite al Estado salvadoreño una compra adelantada de su deuda es que el Plan Antievasión impulsado por el Gobierno ha permitido al Estado recuperar casi $800 millones que antes no ingresaban a las arcas nacionales. De acuerdo con los cálculos oficiales, eran $2,000 millones que cada año se dejaban de pagar y que eran robados por empresarios inescrupulosos.
Gracias a los esfuerzos del Ministerio de Hacienda, en coordinación con la Fiscalía, la brecha a recuperar se ha reducido considerablemente, pero todavía hay mucho trabajo por hacer.
La compra de deuda soberana dará mayor tranquilidad a los mercados y es un potente mensaje hacia la comunidad internacional, la banca y los organismos multilaterales de que el país paga sus deudas no solo a tiempo, sino de forma adelantada.