La humanidad no puede vivir sin oxígeno, sin agua y sin los frutos que el planeta nos da. El Salvador tiene una tierra fértil, es rico por su biodiversidad; todos estamos conectados, desde un árbol a un animal y a un ser humano. Si falta uno, faltamos todos. Así lo entiendo.
En algunos departamentos, como Sonsonate, ya se vive el estrés hídrico; en mi querido El Congo también; pese a tener el lago de Coatepeque, que cubre el 68 % del territorio perteneciente a El Congo, desde 2016 se empezó a experimentar la escasez de agua potable en el área urbana, pero en 2018 el agua jamás volvió a sentirse en los chorros de nuestras casas. Acudimos muchas veces a la ANDA, pero esta no resolvía sino hasta 2020 que se iniciaron las perforaciones en el pozo La Joya, que esperamos pronto se termine de ejecutar y esta agua sea llevada a los municipios de Ciudad Arce, Coatepeque y El Congo.
También nos heredaron ríos contaminados. Pareciera que los ministerios de Medio Ambiente de esos años otorgaron permisos a diestra y siniestra sin hacer los estudios de impacto ambiental y social; es curioso que en Santa Ana haya colonias que lanzan sus aguas residuales al río El Molino, matando por completo la biodiversidad del río y contaminando esos nacimientos naturales. Es triste recorrerlo y ver toda la desgracia que se ha ocasionado. Los gobiernos municipales anteriores fueron negligentes, esto incluye a la unidad ambiental de la alcaldía de Santa Ana, que en las últimas décadas fue gobernada por el PDC, el FMLN y ARENA. En 1994, cuando yo viajaba desde los Planes de la Laguna hasta Santa Ana a estudiar bachillerato, el río El Molino aún tenía agua limpia. Fue después de que empezaron las construcciones de la colonia Escalón y otras que se agravó la contaminación. No es casualidad que los ríos se contaminen: es negligencia y hasta corrupción. Es un atentado contra la humanidad dejar que fuentes de vida mueran por nuestra torpeza, ceguedad y ambición.
Muchos solo ven en estos 30 años que nos gobernaron estos partidos políticos la corrupción, pero la otra mala noticia es que también nos deja un legado de contaminación, de camino a la extinción de la vida en general. El 70 % del cuerpo humano es agua, sin ella no podemos vivir, y si seguimos contaminando los pocos recursos que nos quedan, estaremos dejando un futuro sombrío ambiental a nuestros hijos y nietos.
La buena noticia es que el presidente Nayib Bukele es noble e inteligente, y que ya mostró su amor por el medioambiente mandando a sembrar millones de arbolitos, por eso tengo la esperanza de que también ayudará a corregir la contaminación ambiental, porque si hay voluntad, todo es posible.