A escala nacional se reconocen varios sitios arqueológicos. Cinco de esos se han convertido en parques y están abiertos al público: Tazumal, Casablanca, San Andrés, Joya de Cerén y Cihuatán. Estos se ubican en el centro o el occidente del país; sin embargo, dentro de poco y con la intervención del Ministerio de Cultura se espera abrir un parque en la zona oriental: La Gruta del Espíritu Santo, en Corinto, en el departamento de Morazán.
Si bien, se hacen recorridos o algunas personas logra visitar el sitio, este no tiene las condiciones necesarias para recibir al público.
En la Gruta del Espíritu Santo se han realizado diversas excavaciones que han arrojado datos importantes y relevantes para comprender el arte rupestre que se encuentra allí, así lo detalla el jefe de la Unidad de Evaluación e Investigaciones Arqueológicas de la Dirección Nacional de Patrimonio Cultural, Julio Alvarado.
El historiador Santiago Barberena, en 1889, fue el primero que lo visitó y describió las representaciones rupestres, pero fue el arqueólogo alemán Wolfgang Haberland quien por primera vez excavó el sitio.
«Haberland excava e identifica capas al interior del subsuelo que sólo tenían elementos de piedra y artefactos líticos, es decir, no había cerámica; pero estamos hablando de los años setenta, faltaban algunos datos de información. No tenemos completamente todos los apuntes de Haberland, pero él ya da una pista, él con sus excavaciones dice que hay algo particular y que probablemente esto sea muy antiguo», detalla Alvarado.
La segunda excavación, en los años noventa, fue por la arqueóloga Elisenda Coladán, pero no logra llegar a las profundidades que llega Haberland. Entre 2010 y 2011 se realizó el proyecto de Investigación, Mapeo y Conservación del Sitio de Arte Rupestre de la Cueva del Espíritu Santo, financiado con el Fondo del Embajador de los Estados Unidos, y al año siguiente se le otorgó el Escudo Azul. En esta excavación participa Claudia Ramírez, de la Unidad de Investigaciones y Curaduría del MUNA, y Julio Alvarado.
Durante esta investigación se realizan dos pozos y se alcanza un nivel de profundidad similar a la de Haberland, donde se observaron artefactos líticos de obsidiana y pedernal.
La cuarta vez que se realiza una excavación, considerada la más importante en la historia de Corinto, es la que se realizó entre diciembre 2021 y enero 2022. «Estas fueron financiadas por el Ministerio de Cultura a raíz de que se piensa abrir el sitio como parque arqueológico en los próximos años. Uno de los primeros pasos de investigar el sitio es para conocerlo mejor porque así se tiene información para presentarle al público», señala el jefe de la unidad.
En esta última excavación se realizan 11 pozos de sondeo los cuales han aportado interesantes indicios.
«De esos 11 trabajamos en siete de ellos. Llegamos al nivel de la capa precerámica, de la capa que salen artefactos líticos principalmente de obsidiana y de pedernal, aunque también hay jaspe, lutita y otras piedras que utilizaron; pero la gran mayoría de artefactos son de obsidiana y pedernal. Uno de los datos más relevantes que sale de esa investigación es que, precisamente, estamos confirmando la existencia de esos niveles de ocupación precerámicos, es decir, que la gruta del Espíritu Santo estuvo ocupada hace más de cinco mil años».
En los cuatro pozos restantes, en uno se encontró material revuelto el cual, posiblemente, se deba a que anteriormente Haberland y Coladán ya habían excavado. En los otros tres no se encontró nada.
«Básicamente, eso nos sirve para delimitar la ocupación humana. En los pozos que estaban más cercanos al abrigo rocoso ahí sí obtuvimos materiales líticos, pero los que están más alejados, tanto al sur como al este del abrigo rocoso, no hay ni un fragmento», agregó el arqueólogo.
Todos los materiales que han sido encontrados durante la última excavación se encuentran en análisis para entregar un informe a las entidades correspondientes. De igual manera, con la investigación será posible realizar la prueba de Carbono 14, la cual indicará fechas absolutas de la datación de la Gruta del Espíritu Santo.
Una gruta y una cueva
Otro dato importante a resaltar es que dentro de Corinto se encuentran dos grutas, la del Espíritu Santo y la Cueva del Toro.
«Ambas forman parte del mismo abrigo rocoso y comprenden pictografías con pigmentos vegetales y minerales, así como un petrograbado hecho mediante incisiones, que dejan apreciar representaciones antropomorfas sencillas como manos, figuras de hombres con lo que podrían ser penachos, aves y círculos concéntricos o geométricos pintados en varios colores, entre los que destacan el rojo, amarillo y verde», destaca el arqueólogo Julio Alvarado.
La Cueva del Toro se ubica a unos 150 metros hacia el norte de la Gruta del Espíritu Santo. Aunque en menor cantidad, esta también posee pintura rupestre y la mayoría es roja, el mismo utilizado en la gruta lo cual supone una conexión temporal entre ambos lugares, según manifiesta el experto.