Este sábado, Costa Rica solo tenía siete camas disponibles para atender a pacientes críticos con COVID-19 y la capacidad del sistema de salud está llegando a su límite.
El mismo gobierno costarricense aceptó que la saturación en los hospitales públicos es tan grave que el colapso de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) está muy cerca, ya que solo este sábado registró una cifra récord de 1,830 nuevos casos.
De hecho, el eventual desbordamiento del sistema podría ocurrir en las próximas dos semanas.
La emergencia sanitaria obligó al gobierno de Costa Rica ha redoblar esfuerzos y aplicar nuevas medidas a fin de frenar la acelerada expansión de la pandemia.
La principal disposición anunciada ayer es que a partir del martes 27 de abril, ningún vehículo podrá circular en las carreteras costarricenses de 9 de la noche a 5 de la mañana, a excepción de emergencias. La restricción durará hasta el domingo 16 de mayo e incluye fines de semana.
La medida, que puede considerarse un «toque de queda», es parte de las acciones que impondrá el vecino país ante la escalada de casos de COVID-19.
El presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado Quesada, en conferencia de prensa virtual, dijo que la situación amerita una alerta, que [según él] «solo puede compararse a la de un desastre natural».
El mandatario reconfirmó que su país está a punto de alcanzar un nivel de saturación [de los centros hospitalarios], que se había tratado de evitar todo este tiempo de pandemia.
Dicha saturación afectará no solo a las personas contagiadas por la enfermedad, sino también aquellas que sufran de padecimientos graves o que requieran atención médica de emergencia, quienes estarán en riesgo de que no se les pueda atender.
«Pedimos a toda la población que sólo salgan para las actividades urgentes, como, trabajar o asuntos de extrema emergencia. Este no es momento para fiestas o actividades clandestinas porque ponen en riesgo su vida y la de las personas que aman», afirmó.
Las nuevas medidas, que fueron coordinadas por las autoridades técnicas del gobierno, junto al sector privado y las municipalidades, no contemplan un cierre de las distintas actividades económicas del país.
«Como gobierno costarricense entendemos que las personas necesitan continuar trabajando para llevar sustento a sus, pero sí hay que cumplir medidas para evitar el dolor y sufrimiento a más familias», afirmó el mandatario.
Las disposiciones que se aplicaran son aquellas que de acuerdo a estudios de la Universidad de Costa Rica, determinan que son las más efectivas a la hora de cortar la transmisión.
El ministro de Salud, Daniel Salas, reconfirmó que Costa Rica enfrenta la situación más crítica desde que la pandemia inició, hace 13 meses.
El funcionario expresó su preocupación ante los nuevos casos de COVID-19, los cuales están por alcanzar los 2,000 contagios por día.
«Hoy se reportan 1,830 casos nuevos y esta es la cifra más alta de toda la pandemia, tenemos 3,000 casos más que la semana pasada. Hoy hay siete fallecidos. Nuestro sistema de Salud está cerca de ya no recibir más pacientes en la UCI», dijo el titular de Salud.
De acuerdo al funcionario, la restricción vehicular nocturna y continuar con el uso de la mascarilla, sobre todos en espacios cerrados, ayudará a que los casos COOVID-19 continúen elevándose.
El gerente médico de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), Mario Ruiz Cubillo, quien también participó en la conferencia advirtió que el sistema de salud pública del país está al límite y que Costa Rica se encuentra «a las puertas de la peor catástrofe sanitaria en la historia de la nación».
El galeno reconfirmó que el sábado Costa Rica rompió dos récords, el de totalidad de personas hospitalizadas, y el personas internadas en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).