Cada vez que piensa o menciona la palabra «vino», su sonrisa, naturalmente bella y llamativa, termina por iluminarse y obtener un brillo muy especial. Y es que no solo se trata de una preferencia por degustar vinos. Más bien, sonríe de esa forma porque entender y conocer vinos es su vida, una vida a la que llegó «inesperadamente», pero que considera como una de las mejores casualidades que le han ocurrido.
Se trata de Rebeca Pino, una de las sommeliers salvadoreñas más reconocidas en el país. En la actualidad, conduce un podcast llamado «Donde Bebe Rebe» y es parte de programas de radio y espacios en medios de comunicación para hablar sobre lo que más sabe y lo que más ama: cultura de vinos.
Porque, precisamente, para Rebe, no se trata solo de una actividad de degustar bebidas. Para ella, un vino es como un libro abierto en el que puede nadar por las páginas de su textura, color, olor y sabor para descubrir una fascinante historia. Una tan interesante como la de ella: una joven que tardó unos años en descubrir su vocación, pero que ahora la abraza con todo su corazón.

Inicialmente, contanos, ¿quién es Rebe Pino?
Esa pregunta está bastante profunda… ¡Jajajaja! Pues, creo que soy una persona súper apasionada de la gastronomía, de los vinos y de las bebidas.
Y ¿cómo fue que nació tu pasión por el vino?
Fue súper interesante porque, un día, estaba en una clase de Gerencia de Alimentos y estábamos precisamente en una clase sobre vinos. Es curioso porque, en ese entonces, yo no tomaba vino ni comía quesos, pero nos obligaron a comprar cualquier vino y cualquier queso para un trabajo en clase. Ahí fue cuando me encantó el sabor del vino con el queso y, a partir de ese día no he parado de tomar vino.

Entonces, detrás de tu primer vino hay una gran historia de «Amor a Primer Sabor»
El primer vino que yo probé fue uno dulce, el que todos probamos por primera vez. Después fui buscando botellas bonitas. Pero, realmente, fue como en el amor: es lo que es y nadie te puede sacar de eso. Algo así fue lo que yo encontré en el vino.
Nunca me imaginé que iba a terminar en este rubro, sobre todo, porque nadie tomaba en mi casa. Tuve la oportunidad de estudiar y trabajar en otros países y, de verdad, hay muchas cosas qué hacer en vinos acá en El Salvador. Hay muchas más personas estudiando para ser sommeliers y muchos restaurantes interesados en especializarse más en vinos.
Definitivamente uno tiene que traerlo ya para dedicarse a esto. Mi profesora, por ejemplo, ella era visitadora médica. Nadie llega al vino queriendo llegar al vino, sino más bien por pura casualidad. En el caso de ella, cuando se reunía con los doctores, para impresionarlos, ella leía sobre vinos y hacía la selección. Poco a poco, comenzó a sentir pasión por el vino, dejó su vida en Venezuela, se mudó a Perú y fue la mejor sommelier de Perú por tres años.
Todos llegamos al vino accidentalmente. Es difícil que alguien llegue al vino pensando en estudiar eso desde un principio. Todos mis profesores tenían profesiones normales antes de ser catadores. Es un accidente… Pero, el mejor accidente de mi vida.
Decís que no tomabas vino, pero que todo cambió en esa clase. ¿Cómo reaccionaron tus allegados cuando diste ese cambio en tu vida?
Súper impactados. En mi casa nadie toma alcohol. Nada de alcohol. Cuando le dije a mi mamá se quedó muy sorprendida, pero como le dije que era para vino no me dijo nada. SI le hubiera dicho que era para cerveza sí me hubiera dicho algo. Mis amigos también se sorprendieron porque yo empecé a tomar a eso de los 20 años… algo tarde a diferencia de la juventud tradicional. Con una amiga comenzamos a tomar vinos dulces, casuales, de los que podíamos pagar. Pero ese fue un flechazo al corazón, porque ahí fue cuando descubrí que no quería hacer nada más que dedicarme a los vinos.
Y esa pasión te llevó a convertirte en una sommelier. Pero, en realidad, ¿en qué consiste ser un sommelier?
Soy Máster Sommelier. Tengo certificaciones. Son cuatro niveles y yo tengo nivel dos. Sommelier es la persona que en un restaurante te recomienda lo que podés tomar. Si estás en una bodega de vinos es quien te dice el vino que va mejor para cada ocasión, para el clima del momento, para la gastronomía del lugar.
El sommelier es alguien que no solo toma vino y ya, como a veces se piensa que solo van sirviendo y tomando vino. Hay mucho conocimiento geográfico, topográfico, sobre el clima, sobre el suelo, sobre muchas cosas más que deben estudiarse para entender todo con respecto al vino. Nunca se deja de aprender y es la carrera más bonita que puede existir.
Y, ¿cómo es la preparación para ser sommelier?
Sí, definitivamente. Mi primer mes de clases pasé oliendo cosas. Estudiamos grados de sensibilidad olfativa. Esto es para que uno memorice todos los aromas. Nosotros olíamos todos los aromas y nos lo memorizábamos. En un mes entero hice solo eso. No tomé vino. Nada.
Pero, para entrar al curso para ser sommelier, lo primero que hacen es poner en unos shots bebidas, desde la menos dulce, hasta la más dulce, para ver la tolerancia de sabores en la boca. Para ser sommelier es necesario estar en un punto medio de tolerancia. No se puede ser muy tolerante, pero tampoco muy intolerante. Debe estar en un punto medio de sabor.
De ahí se estudia agricultura, tipos de suelos y mucha teoría. El sommelier se hace con los años y uno nunca para de estudiar. Uno siempre tiene que seguir aprendiendo.

Y ya en la práctica, ¿cómo fueron tus primeras experiencias como sommelier?
Mis primeros trabajos como sommelier fueron en Perú, como sommelier cervecera. Yo estaba estudiando en Perú y nos ofrecieron trabajar en una feria. Nos iban a pagar poco, porque éramos estudiantes, pero era una primera experiencia. De esa feria, me llamaron para otra feria de vinos, luego otra de cervezas y, después, una cervecería tenía una marca premium y, de esa marca, me llamaron para dar catas de cerveza en Perú.
Iba a supermercados donde había toda una sección, o como restaurante abierto, solo para dar catas de vino y cerveza. Cuando regresé a El Salvador, fui sommelier en varias marcas de bebidas y cervezas, con algunas trabajo hasta la fecha. De ahí trabajé en España y en California. Me enamoré de España. Es un país súper bonito. Me enamoró inmediatamente.
En Europa hay toda una tradición de vinos. Allá desayunaba con vino, las reuniones se hacen con vinos, la calidad de vinos es mucho mejor… Es algo que podríamos implementar acá en El Salvador.
Hay músicos que se llegan a identificar con una canción o artistas con una pintura. En tu caso, como sommelier, ¿te sentís identificada con algún tipo de vino?
En eso siempre cambio cada temporada, así como cada persona cambia a medida crece. Pasa lo mismo con los vinos. En una época estuve súper apasionada por los vinos amaderados y tintos. Luego pasé por los blancos amaderados y, ahora, quizás por el clima de El Salvador, estoy fascinada por los vinos espumeantes, sobre todo rosados.

Parece que ser sommelier es una actividad bastante complicada. ¿Qué características debe tener un Sommelier?
Primero que todo, tener excelente actitud de servicio al cliente, tener disponibilidad de aprender, de poder comunicarle a la gente lo que sabe sobre los vinos. Tiene que ser alguien entusiasmado por seguir aprendiendo, independientemente esté en un curso o diplomado o clase. Ante todo, lo importante es tener buena actitud.
Para entender un vino se debe ir más allá de solo degustarlo. ¿Cuál es el proceso para conocer un vino?
Lo primero que tenemos que saber es ser consciente de las cosas que olemos. Por lo general, no somos conscientes de lo que olemos. Para un sommelier, lo más importante es la nariz. A partir de los aromas de un vino podemos determinar miles de cosas. También es importante tomar mucho vino, ya que es la única forma en la que uno puede entender un vino.
Desde tu experiencia, ¿qué tips podés darle a quienes quieren comenzar a beber vino con más conocimiento?
A veces asumimos que un vino económico es de mala calidad y uno más caro es de excelente calidad, pero no siempre es así. Los tips que yo doy para que una persona pueda estar segura de que un vino es de buena calidad se pueden entender de tres cosas: El color nos habla de la región, pero, cuando nosotros probamos el vino, la cantidad de tiempo que nos perdura el sabor en la boca nos dice mucho más sobre la calidad del vino. La acidez quiere decir que es un vino refrescante y relativamente joven. Pero, para que de verdad puedan entender el vino, deben tomar la misma uva en diferentes precios, en diferentes regiones y entender cuáles son las características principales de ese vino, para luego pasar al siguiente.
Recomiendo mucho la «Infidelidad Vínica», no se casen con un solo vino. A veces encontramos una marca y ese nos gusta y solo con ese nos quedamos, pero, de verdad, recomiendo probar, probar y probar y, cuando encuentren una uva que les guste demasiado, comenzar a probarla en diferentes regiones.

En la experiencia que tenés como sommelier, ¿crees que existe interés por los vinos en El Salvador?
Si, bastante. En estos seis años que tengo de estar ejerciendo, he podido comprobar cómo a la gente le apasiona el mundo del vino. Lo que sucede es que no saben cómo disfrutarlo, cómo acompañarlo con la comida correcta. Pero El Salvador ha crecido y se ha adaptado a los paladares del vino y se ya exigen cosas más complejas. Antes, la gente estaba más acostumbrada a vinos tintos, rosados y blancos. Ahora, están entrando a los verdaderos sabores del vino. Definitivamente, algo está cambiando en nuestros paladares.
Si alguien te pregunta: «¿qué hay detrás de cada copa de vino?», ¿qué le dirías?
Detrás de toda copa, detrás de todo vino hay una toda una historia. Hacer el vino es un proceso completamente diferente a la elaboración de otra bebida.
Para hacer vino se requiere un tipo de suelo en específico, un tipo de clima, todo, absolutamente toda una conjunción de elementos que impactan en el vino. Hay uvas que se expresan mejor en su suelo y otras que se expresan mejor en compañía de otras uvas. Hacer la mezcla de las uvas es un proceso que puede llevar de 6 a 18 meses para decidir la mezcla correcta, y eso va a depender mucho de la mano del enólogo. Detrás de cada vino, como te digo, hay una gran historia.


