Natalia tiene 16 años y acaba de comenzar su bachillerato. Es una paciente que llegó a la clínica por el ajuste mensual en su tratamiento de ortodoncia, el cual ya lleva varios meses y ha sido muy satisfactorio. Se le han corregido malas posiciones leves que, según ella, deformaban su sonrisa. Al finalizar la cita, me preguntó qué se necesita para estudiar odontología en El Salvador, ya que es una de sus opciones para cuando finalice su educación media. Esto me hizo pensar en cómo elige un joven salvadoreño una carrera universitaria.
En algunos colegios se brinda orientación vocacional, pero para la mayoría de los estudiantes es una decisión que conlleva dudas. En algunos casos los jóvenes observan a un profesional en una actividad específica, se interesan, investigan sobre esa carrera y lo que se requiere para desarrollarla. Otros lamentablemente la eligen porque sus padres los obligan para «heredar el negocio». Algunos solo siguen a los amigos o a su novio o novia y hay quienes solo se decantan por la carrera más corta o barata.
Después de 20 años en la docencia universitaria, me parece que se deben tomar en cuenta algunos aspectos importantes. Si bien es cierto que los padres pueden motivar a los jóvenes enseñándoles el negocio, no todos seguirán ese camino, ya que algunos podrán multiplicarlo, expandirse y triunfar, pero otros podrían llevarlo incluso a la bancarrota.
Muchas personas no están satisfechas con las carreras que eligieron, algunas con suerte tienen buenos salarios, pero no son felices, y eso las frustra y les genera consecuencias negativas. Por ejemplo, si me gusta tomar fotografías y me dedico a eso, deberé esmerarme por ser la mejor fotógrafa, o si me gusta hacer limpieza, seré la mejor persona para hacerla, y quizá esas actividades me llevarán, algún día, a tener mi propia empresa, ya sea de fotografía o de aseo, y seré la mejor en ese campo.
Algunas personas se dan cuenta muy tarde de que tomaron decisiones basadas principalmente en la remuneración económica; sin embargo, el dinero no da satisfacción plena ni brinda la felicidad verdadera. Además, no todas tendrán un título universitario. Sabemos que en la sociedad son necesarios los profesionales con oficios diversos, que les proveen trabajos dignos, ingresos para sus familias y satisfacciones personales, incluso la internacionalización de sus productos.
Por tanto, debemos pensar y analizar: ¿cuáles son mis habilidades?, ¿para qué soy naturalmente bueno?, ¿qué disfruto haciendo?, ¿para qué me levantaría el lunes por la mañana sin renegar?, ¿qué haría incluso gratis? Y luego de ubicarnos en nuestra realidad y pensar en las alternativas, podremos iniciar un técnico, una licenciatura o elegir un doctorado.
Para ser odontólogo en este país hay que estudiar siete años en la universidad, es decir, 14 ciclos académicos, después un año de servicio social para obtener el título de doctor en Cirugía Dental. Algunas de las características que deben tener las personas interesadas en esta profesión son que les guste el trabajo manual, que la sangre o la saliva no les causen náuseas, tener empatía ante el dolor de los demás, espíritu de servicio, entre otras.
Espero que Natalia descubra, con la ayuda de un asesor educativo, cuáles son sus habilidades, aptitudes, intereses y valores que le permitirán estudiar la carrera adecuada, y si es Odontología, sería un gusto ser su profesora para guiarla en su proceso de formación.