La escritora Agatha Christie solía decir: «Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. En realidad, la vida es una calle de sentido único». Esta postura, sin lugar a duda, nos remonta a una realidad que el ser humano ha de experimentar y que El Salvador, a su vez, está advirtiendo; el cambio es inevitable y si se está atento se puede ser parte de este.
De tal suerte que en la vida se debe estar listo siempre o como mínimo se ha de tener la voluntad de estarlo; esto, claro, bajo la premisa de saber hacia dónde se va o hacia dónde se quiere ir. Es esto precisamente lo que el país está experimentando, un cambio de enfoque y por tal de acciones, encaminadas a una nueva sociedad, de ahí el hecho de expresar como analogía el estar lista la montura.
Ahora bien, hay que dejar claro que en el caso de cambios necesarios y de suma importancia en un país basta con la voluntad, pues es la que mueve el deseo de crear, de aprender y de caminar. Por tanto, la población salvadoreña ha de tener la voluntad de montarse al caballo que ya está ensillado y empezar todos juntos el proceso de dejar una mejor patria para las nuevas generaciones.
Es así como cuando llegan los cambios se debe estar atento y dispuesto a hacer su parte, para poder montarse y no permitir que sea simple movimiento sin sentido. La gran tarea de todos en este momento histórico es montarse con voluntad para lograr entre indivisos desechar lo que ata al pasado y la mediocridad y encaminarse hacia los brillos de nuevos horizontes, de nuevas alturas, de nuevas posibilidades.
El maestro Carl Gustav Jung expresó: «Desde la mitad de la vida hacia adelante solo permanece vital aquel que está preparado para morir con vida». Morir con vida es siempre mirar hacia adelante, no como un desprecio hacia la historia o los logros de otros seres anteriores, sino, ante todo, la valentía de saber que la vida sigue y el que quiera estar en esa vida debe seguir también.
Por ende, no se convierta en una piedra de tropiezo si no es capaz de proponer y hacer; mejor súmese a la tarea iniciada y verá como algo positivo podrá salir. El país merece una mejor situación, el salvadoreño merece ser feliz y vivir con las condiciones dignas; por tanto, este es el momento de subirse a montar el caballo que ya se ensilló, solo se debe tener la valentía, el coraje y la disposición.
Pero bien, es a fin de cuentas decisión suya, pero algo está claro, el país avanza y el que no avance con él tendrá que comprender que quedará fuera de sus logros y bendiciones. Es necesario cruzar, a veces da miedo, pero si no hay cruce no hay nuevo camino; todos juntos montémonos al caballo y así podremos alcanzar un progreso sin igual en nuestro pequeño y al mismo tiempo grande Cuscatlán.