El Centro Histórico de San Salvador sigue sorprendiendo a los salvadoreños con su belleza arquitectónica que es revelada conforme avanza el proyecto de revitalización que realiza la Alcaldía Municipal de San Salvador y el Gobierno Central con la Autoridad de Planificación del Centro Histórico (Aplan).
Recientemente, en la 6ª calle oriente y en la 2ª avenida sur han resurgido tres estructuras construidas a principios del siglo XX, en los que se puede apreciar la influencia del estilo Art déco.
Los edificios Tomás Regalado, Julia L. de Duke y C. F. Veiga son, de acuerdo con el historiador de la Secretaría de Cultura Municipal, Adonay Arias, los «pioneros del Art decó» en El Salvador.
Arias explicó que «las fachadas de los edificios de estilo Art déco son como los rascacielos de Manhattan, altos, con un acabado en aluminio o concreto armado y con detalles de vidrio forjado», características que se observan en los tres edificios de San Salvador.
En la 2ª avenida sur está el edificio Tomás Regalado, que fue el primero en construirse con el estilo Art déco, en 1948, con un diseño que el arquitecto Ernesto de Sola hizo para Marta Dueñas Palomo de Regalado, la propietaria.
«Este edificio contenía parte de las oficinas del Banco de Occidente, en el cual tenía acciones la familia Regalado, pero también albergó parte de las oficinas de las cafetaleras y de las azucareras que tenía la familia Regalado en el país», detalló.
En la década de los 60, el edificio Tomás Regalado fue vendido al Estado para las oficinas de la ANDA, que funcionaron ahí hasta 1986, cuando fue abandonado debido el miedo colectivo que se generó por el terremoto y el derrumbe del Casino Salvadoreño, que estaba a un costado. Un estudio realizado por Concultura 13 años después reveló que la estructura principal del edificio está intacta, por lo que puede ser restaurado en su interior y en su fachada.
En la esquina de la 6ª calle oriente y la 4ª avenida sur está el edificio Julia L. de Duke, que fue construido entre 1930 y 1948, era patrimonio de la familia Duke López y lleva el nombre de la persona que se encargaba de administrar tanto el inmueble como los negocios que se encontraban allí, según el historiador de la Secretaría de Cultura Municipal.
«El edificio fue construido por el arquitecto José María Durán, quien es uno de los arquitectos salvadoreños que estudian en el extranjero técnicas modernas de arquitectura, como el Art déco, que es el que vemos en este edificio, como en el resto de la manzana número 1 de San Salvador», detalló.
En el pasado «fue una edificación muy importante en cuestión de comercio y oficinas de servicios. Con el paso de los años, la familia Duke movilizó sus negocios, como el primer Banco Agrícola Comercial y la Asociación de Benefactores del Café, hacia el oeste de San Salvador hasta el año 1986, cuando el terremoto dañó parcialmente la estructura y fue el miedo colectivo de un posible derrumbe que causó que muchas oficinas fueran abandonadas».
En la actualidad se alquilan algunos espacios del edificio para oficinas, negocios de alimentos y recreación.
Entre los dos edificios antes mencionados está otro llamado C. F. Veiga, que de acuerdo con Arias fue diseñado también por el arquitecto José María Durán, en 1949, con la misma fachada que el Julia L. de Duke.
«En este edificio funcionaban casas comerciales, lo que significa que los propietarios del edificio en la primera planta tenían negocios y en la segunda habitaban, y esa sintonía continuó funcionando con el paso de los años», detalló Arias.
Agregó que «al inicio del siglo fue una venta de bicicletas y posteriormente con el terremoto de 1986 sufrió algunos daños, el Estado lo recuperó y pasó a ser instalación del INSAFORP (Instituto Salvadoreño de Formación Profesional)».