Todos los años durante esta época, algunos países celebran el Halloween como una fiesta de tradición. En la Biblia, la celebración del Halloween no se encuentra contemplada, ya que esta fiesta es pagana, de la época precristiana, mucho antes del surgimiento del cristianismo celebrada por las tribus celtas en Irlanda.
Ya en el siglo XXI A. C., los celtas del norte de Europa celebraban el fin de año con la fiesta del «Sanheim», o festividad del sol, que comenzaba la noche del 31 de octubre. Ellos creían que esa noche el dios de la muerte permitía a los difuntos retornar a la Tierra, fomentando un ambiente de terror.
Según el testimonio de algunas personas que practicaron el satanismo y luego se convirtieron al cristianismo, mencionan que Halloween es la más importante fiesta para los cultos demoníacos, porque se inicia el nuevo año satánico, y es como una especie de celebrar el «cumpleaños del diablo».
En esa fecha, los grupos satánicos sacrifican a jóvenes, especialmente a niños, porque son los preferidos de Dios.
En Halloween, los niños y jóvenes suelen disfrazarse de seres horribles y temerarios y van de casa en casa exigiendo «trick or treat», (truco o trato). La costumbre es que, si no les dan alguna golosina, harán una maldad al residente del lugar.
Hollywood ha contribuido con la expansión del Halloween a través de numerosas películas; asimismo, se convierte en un gran negocio comercial, porque las máscaras, disfraces, dulces, maquillajes y demás artículos son motivo para que algunos empresarios fomenten el «consumo del terror» y saquen mucho provecho de esta «moda» estadounidense. Algunos países latinoamericanos han sido influenciados por esta celebración propia del mundo anglosajón, incluso algunos que se identifican como «cristianos» también lo celebran.
Durante esa noche se cree que los espíritus de los difuntos caminan entre los vivos y se realizan fiestas y ritos que incluyen la comunicación con los muertos. La Biblia dice claramente en Deuteronomio 18: 10-12: «No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortilegio, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos, porque es abominación contra Jehová cualquiera que hace estas cosas», y en la 1.ª. de Corintios 10:21: «No podéis beber la copa del Señor y la copa de los demonios, no podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios».
Halloween celebra todo lo relacionado con la muerte y el mundo de las tinieblas.
Esta celebración contradice lo que la Biblia nos enseña, que Jesucristo vino para vencer al Príncipe de las Tinieblas, y precisamente lo hizo al resucitar de la muerte. La esperanza que ofrece Jesús es de gozo, alegría, paz, seguridad y vida eterna, no de miedo, tormento y oscuridad.
La Biblia nos enseña que los muertos no pueden interactuar con los vivos, (Eclesiastés 9:5) y también que debemos luchar contra tales espíritus (Efesios 6:12), así que no está bien andar celebrando esas fiestas.
No hay tales de fantasmas vagando por el mundo tratando de comunicarse con los vivos. El mundo espiritual está sujeto a un orden espiritual donde Dios tiene toda autoridad. La Biblia dice que satanás y sus demonios se disfrazan como ángeles de luz para engañar. Satanás y los demonios no son un mito, sí existen y se aprovechan de personas que creen en fantasmas y zombis, pues estos son un engaño de las tinieblas, tienen como propósito mantener al ser humano bajo el miedo y evitar que lleguen a tener un conocimiento verdadero de Dios.
Bíblicamente, un cristiano no tiene razón para creer en fantasmas ni en zombis, puesto que el Evangelio nos enseña que Jesús tiene toda autoridad sobre Satanás.
Algunos países celebran estas fiestas con faroles y velas, pero ya en el siglo XXI en América del Norte se sustituyeron esos faroles por calabazas, puesto que eran más fáciles de conseguir, con unas velas encendidas adentro; sin embargo, todo es un engaño del adversario de Dios. En la 1.ª de Timoteo 4:1 dice: «Pero el espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostarán de la fe, escuchando espíritus engañadores y a doctrinas de demonios». Los principios bíblicos se oponen a la celebración del Halloween. En el pueblo hebreo la brujería era un crimen castigado con la muerte y las enseñanzas del Nuevo Testamento con respecto al ocultismo son claras: que el ocultismo y el cristianismo no se mezclan.