El Salvador viene cambiando, transformándose, dando pasos en firme en la consecución de la paz, del bienestar económico y la seguridad ciudadana, hechos importantes que el presidente Bukele viene trabajando desde su llegada al Ejecutivo en 2019, con la apuesta orientada hacia golpear con contundencia el tema de las pandillas, hecho que se ha logrado en un elevado porcentaje. Día a día se capturan o se aniquilan los remanentes de grupos pandilleriles, y el Centro de Confinamiento del Terrorismo ya alberga a la mayor cantidad de pandilleros entre líderes, gatilleros y otros elementos de dichas estructuras delictivas.
Dado el anterior planteamiento, conviene notar que debido a que el tema del cobro de la renta o extorsiones es un fenómeno casi erradicado, surgen otras modalidades para delinquir y son las denominadas comúnmente como «raterismo», que se vienen gestando. Se conoce de muchos casos de ciudadanos que han sido objeto de robos y de hurtos, como en el pasado. Son cometidos por personas jóvenes en su mayoría que se acostumbraron a no trabajar, más bien a vivir de lo que les generaban sus actos delincuenciales.
Tanto ARENA como el FMLN nunca atacaron de manera frontal el tema de la delincuencia común ni organizada, mucho menos a los delincuentes de cuello blanco, hecho que ha venido cambiando de manera radical, pues por un lado se tiene de rodillas a los pandilleros —en su gran mayoría—, y, de igual manera, siguen cayendo pandilleros de bajo estatus dentro de la organización (los perritos). Además, es evidente el ataque a los delincuentes de «cuello blanco», entre los que figuran diputados y la alcaldesa del partido Nuevas Ideas, lo que representa un claro mensaje del presidente Bukele de aplicar todo el peso de la ley a aquel o aquellos funcionarios que cometan cualquier tipo de delito, sin importar el partido al cual pertenezcan. Como bien se dice «predicando con el ejemplo».
En este escenario se conoció la captura del exdiputado Alberto Romero, del partido ARENA; y del expresidente de Bandesal, Juan Pablo Durán; pese a que este último trabajó para el actual Gobierno ahora, de igual forma, es parte de la lista de personas procesadas por los delitos que se les imputan. Según lo dicho por el presidente Bukele, hay más en el proceso de investigación, lo único es que estos se han sentado a esperar el momento de su captura.
El panorama es sombrío y además para nada promisorio para personas que pasen la línea del Estado de derecho, es por eso que nuestra gente ahora alza su voz con nuevas modalidades dentro del esquema de una cultura de denuncia y juega un rol muy interesante en las redes sociales, pues ante acciones de tipo delincuencial son utilizadas para exponerlas inmediatamente ante la opinión pública, y esto es una prueba que sirve para que las autoridades capturen a los mal hechores, de allí surge la expresión que se vuelve popular «tres doritos después».
Lo que la población observa y agradece es la excelente gestión del presidente Bukele en lo relacionado con el tema de la seguridad, y como efecto dominó viene en un segundo mandato la recuperación económica de los sectores, y ese es el plus que le dará al país el mayor reconocimiento ante propios y extraños, es decir, que al igual que el inglés John Maynard Keynes, posterior a la Gran Depresión de los años veinte, que propuso sus ideas novedosas y con esos aportes logró lo que conocemos como «el milagro económico del siglo», un hecho que ahora la población salvadoreña espera con ansias, un segundo mandato del presidente Bukele, donde la planeación estratégica se oriente a recuperar la economía salvadoreña y que el raterismo y los remanentes de las pandillas sean por fin controlados y, a la vez, erradicados.