Eloy Álvarez quiere mantener viva la tradición de la molienda con trapiche para extraer el jugo de caña que desarrolló su familia durante décadas en el caserío Los Álvarez, del cantón Huertas Viejas, en Anamorós, La Unión.
Aunque este hombre actualmente reside en Estados Unidos, cada año hace esfuerzos para que en sus parcelas en Anamorós se cultive caña, para mantener viva la tradición en enero, febrero y marzo, cuando se da la molienda.
La tradición consiste en extraer el jugo de caña con un trapiche de madera que hace las funciones de un molino que es movido por una pareja de bueyes, y a medida que se da el movimiento, va triturando la caña y evacuando el jugo que se convierte en materia prima para elaborar una variedad de productos.
«La molienda es algo que iniciaron nuestros antepasados y a nosotros lo que nos toca es darle seguimiento. Esta es mi tierra, en donde me inicié y me crecí en lo mismo de la molienda, y siempre me ha motivado. A pesar de que este es un trabajo fuerte, a la vez es muy alegre y de ambiente, y eso es lo que nos motiva a hacer esto», comentó Álvarez.
Aunque este hombre confesó que él no logró asimilar del todo el proceso, sabe que debe mantener viva esta tradición que desarrolló su padre, Rosalio Álvarez, quien ya falleció, por lo que para honrar su memoria decidió que el trapiche llevara el nombre del precursor de la tradición familiar.
Durante las últimas semanas, en el trapiche de esta familia se ha procesado la caña, y en los hornos se ha elaborado la miel que ha dado paso a la elaboración de dulce de atado, batido, miel del dedo, miel de mesa y alfeñique.
El pasado 11 de febrero, este salvadoreño hizo un festival en el que recibió la visita de personas de comunidades vecinas, quienes llegaron a presenciar este proceso y a disfrutar de todos los derivados de la caña elaborados artesanalmente.