Un total de 288 agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) y más de 120 integrantes de la Fuerza Armada Salvadoreña (FAES) murieron a manos de la Mara Salvatrucha, pandilla 18 y otras estructuras terroristas entre los años 2014 y 2022 a escala nacional. Los asesinatos contra los cuerpos de seguridad ocurrieron cuando los agentes y soldados gozaban de sus días libres y otros al momento que ejecutaban patrullajes en todo el territorio.
El periodo donde más policías y militares asesinaron los terroristas fue entre el 2014 y 2019 en la administración del expresidente prófugo, Salvador Sánchez Cerén, con un total de 261 muertes violentas de agentes policiales y alrededor de 100 efectivos militares, de este periodo el año más mortífero para los diferentes cuerpos de seguridad fue el 2015 con 67 bajas en la PNC y 24 en la FAES.
De acuerdo con los reportes oficiales, en la mayoría de ataques contra los integrantes de la Policía y Fuerza Armada las pandillas lo hicieron con saña y lujo de barbarie, algunos los desaparecieron, desmembraron y sus cuerpos los encontraron días después; en otros hechos las muertes violentas se cometieron frente a parientes y a veces hasta mataron a más miembros del grupo familiar.
La violencia pandilleril contra los cuerpos de seguridad y población se incrementó de manera desmedida y pese a ello, las diferentes organizaciones nacionales e internacionales a favor de derechos humanos nunca se pronunciaron a favor de las víctimas y su familia, sin embargo desde que el gobierno del presidente, Nayib Bukele, emprendió el combate frontal contra los terroristas se dedican a atacar la estrategia de seguridad que ha traído tranquilidad a los salvadoreños con la baja de homicidios, extorsiones, desapariciones y otros delitos.
«Los organismos de derechos humanos y las ONG no van a decir nada, porque no les importa. Cuando un pandillero es llevado a la cárcel comienzan a decir “pobrecito, no va a comer bien en la cárcel”. Pero están vivos y enfrentando un proceso judicial”, manifestó Bukele, en junio de este año tras el asesinato de tres policías en Santa Ana, agregó que, «Si los pandilleros y sus aliados nacionales e internacionales piensan que esto va a hacer que retrocedamos, se equivocan».
En esa oportunidad el mandatario salvadoreño, advirtió a los mareros que iban a pagar caro por el asesinato de estos tres héroes que dieron su vida por proteger a la población, dijo que los pandilleros son tontos al pensar que al asesinar policías obligaría al gobierno a dar marcha atrás en su lucha contra estos grupos criminales.
«No vamos a retroceder. Y si ellos pensaban que se había desatado la fuerza del Estado sobre los criminales, pues ahora verán la verdadera fuerza del Estado», indicó Bukele, en esa oportunidad.
El criminólogo y experto en seguridad, Ricardo Sosa, manifestó que los dos gobiernos del FMLN quedaron como los periodos donde las pandillas atentaron descaradamente y bajo total impunidad contra los y las policías generando daño y luto a la gran familia policial y a la sociedad.
«Las pandillas sembraron temor y terror al asesinar policías y trabajaban en la mente de la población que ellos eran intocables, que se movían con impunidad y que nadie los combatía y perseguía porque les habían cedido los municipios santuarios», refirió.
Mareros ocuparon saña en los crímenes.
Uno de los casos que conmocionó a los salvadoreños fue el asesinato del policía, Walter Antonio Guardado, su esposa, Maritza Varela de Guardado; su hija de cuatro años y un amigo, David Esaú Joya.
De acuerdo con la investigación, el policía fue interceptado cuando se conducía en un pick up de su propiedad, junto a su esposa, hija y un amigo.
Primero bajaron al policía a quien amarraron y luego condujeron hacia el lugar donde habían designado para matarlo. Los terroristas hicieron que Maritza condujera el automóvil hacia otro lugar donde fue acribillada junto a su hija y Joya.
En 2015, los mareros asesinaron a Wilfredo Ramos Vides, quien fue secuestrado por un grupo de pandilleros cuando se movilizaba en su motocicleta a su vivienda situada en el Puerto de La Libertad, horas después, Ramos Vides fue baleado y su cuerpo fue quemado por los terroristas en el bulevar Sur, entre las colonias Las Colinas y Pinares de Suiza, en Santa Tecla.
El reporte oficial detalló que Ramos Vides recibió al menos seis balazos en el sitio donde fue encontrado y luego le prendieron fuego, cuando todavía agonizaba.
Ese mismo año, el agente José Adán Servellón Benavides se dirigía a comprar el almuerzo en su motocicleta junto con dos de sus cuatro hijos cuando fue emboscado y asesinado por mareros en el caserío La Esperanza, cantón Amaquilco de Huizúcar, La Libertad.
Una de la ultimas bajas de la corporación ocurrió en junio de este año cuando los pandilleros acabaron con la vida del inspector Carlos Mauricio Velásquez Rodríguez, el agente Franklin Antonio Lemus Magico, y la agente Martha Lisseth Alas González.
El ataque perpetrado por la pandilla 18 ocurrió en la colonia La Realidad, en Santa Ana.
En octubre de 2016, los terroristas masacraron a los soldados Leónidas Enrique Morales Morán, de 22 años, Nelson Omar Díaz López, de 22, Saúl Humberto Turbín Gómez, de 24, y Wilfredo Pérez López, de 26.
Los militares fueron interceptados por los integrantes de la Mara Salvatrucha cuando iban a bordo de un microbús de la Ruta 29 A en la residencial Vista al Lago de Ilopango, luego bajaron y los obligaron a caminar por varias veredas en Changallo luego los asesinaron y los enterraron en fosas.