¿Podría ser cierto que la vida humana estuvo a punto de desaparecer hace 900.000 años, cuando sólo había unos 1.280 individuos desperdigados por todo el planeta?
Esta es la teoría de un reciente estudio de científicos chinos que utilizaron modelos de análisis genético para determinar que nuestros antepasados estuvieron al borde de la aniquilación durante casi 120.000 años.
Sin embargo, científicos que no participaron en la investigación criticaron esta afirmación y uno de ellos dijo a la AFP que había un acuerdo «prácticamente unánime» entre los genetistas de poblaciones de que la teoría no era convincente.
Es plausible que los antepasados de los humanos pudieron haber estado al borde de la extinción en algún momento, en lo que se conoce como un «cuello de botella» poblacional.
Pero los expertos expresaron dudas de que el estudio pudiera ser tan preciso en términos de fechas y cantidad de especímenes que sobrevivieron, dada la extraordinariamente complicada tarea de estimar los cambios demográficos acaecidos hace tanto tiempo.
Esos científicos enfatizaron que otros métodos similares no habían sido capaces de detectar esta caída masiva de población.
Es extremadamente difícil extraer ADN de los pocos fósiles de parientes humanos que datan de hace más de un par de cientos de miles de años, lo que dificulta el conocimiento sobre su vida.
Pero los avances en la secuenciación del genoma significan que los científicos ahora pueden analizar mutaciones genéticas en humanos modernos y luego usar un modelo informático que funciona hacia atrás en el tiempo, para inferir cómo cambiaron las poblaciones, incluso en el pasado más distante.
¿99% de los antepasados aniquilados?
El estudio, publicado en la revista Science a principios de este mes, analizó los genomas de más de 3.150 humanos modernos.
El equipo liderado por investigadores chinos desarrolló un modelo de cálculo según el cual el número de ancestros humanos reproductores se redujo a aproximadamente 1.280 hace unos 930.000 años.
«Alrededor del 98,7% de los ancestros humanos se perdieron» al comienzo de ese «cuello de botella», dijo el coautor Haipeng Li, del Instituto de Nutrición y Salud de Shanghái, de la Academia de Ciencias de China.
«Nuestros antepasados casi se extinguieron y tuvieron que cooperar para sobrevivir», explica a la AFP.
El embudo, potencialmente causado por un período de enfriamiento global, se prolongó hasta hace unos 813.000 años, según el estudio.
Luego se produjo un auge demográfico, posiblemente provocado por el calentamiento del clima y el «dominio del fuego», añade.
Los investigadores sugirieron que la endogamia durante el cuello de botella podría explicar por qué los humanos tienen un nivel significativamente menor de diversidad genética en comparación con muchas otras especies.
La reducción de la población podría incluso haber contribuido a la evolución separada de los neandertales, los denisovanos y los humanos modernos.
Todo ellos se cree que pudieron escindirse de un ancestro común aproximadamente en esa época, sugirió el estudio.
También podría explicar por qué se han encontrado tan pocos fósiles de ancestros humanos de esa época.
Sin embargo, varios arqueólogos han señalado que se han descubierto algunos fósiles que datan de esa época en Kenia, Etiopía, Europa y China, lo que puede sugerir que nuestros antepasados estaban más extendidos de lo que permitiría tal cuello de botella.
«La hipótesis de un colapso global no encaja con la evidencia arqueológica y de fósiles humanos», dijo a la revista Science Nicholas Ashton, del Museo Británico.
En respuesta, los autores del estudio dijeron que los homínidos que entonces vivían en Eurasia y el este de Asia quizás no son ancestros de los humanos modernos.
Nosotros somos descendientes de ese puñado que sobrevivió milagrosamente, explica Li.
«Esa pequeña población ancestral es el antepasado de todos los humanos modernos. De lo contrario, no llevaríamos rastros de ella en nuestro ADN», asegura.
«Extremadamente escéptico»
Li dijo haber calculado que esa población era de entre 1.270 y 1.300 individuos.
Stephan Schiffels, jefe del grupo de genética de poblaciones del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Alemania, se declaró «extremadamente escéptico» ante esa minuciosa exactitud.
A su juicio, «nunca se logrará» utilizar el análisis genómico de humanos modernos para obtener un número tan preciso como 1.280, tan lejos en el tiempo.
Schiffels también dijo que los datos utilizados para la investigación existían desde hacía años y que los métodos anteriores que los utilizaron para inferir tamaños de población no habían detectado ningún evento cercano a la extinción.
Los autores del estudio simularon el cuello de botella utilizando algunos de estos modelos anteriores, pero esta vez sí detectaron esa enorme caída poblacional.
«Es difícil dejarse convencer por la conclusión», opina Pontus Skoglund, del Instituto Francis Crick del Reino Unido.
Aylwyn Scally, investigadora en genética evolutiva humana de la Universidad de Cambridge, dijo a la AFP que hubo «una respuesta bastante unánime entre los genetistas de poblaciones, personas que trabajan en este campo, de que el artículo no era convincente».
Nuestros antepasados pueden haber estado cerca de la extinción en algún momento, pero la capacidad de los datos genómicos modernos para inferir tal evento era «muy débil», dijo.
«Probablemente sea una de esas preguntas que no vamos a poder responder», añadió.