Tres centros penales fueron clausurados por el Gobierno de Nayib Bukele para convertirlos en espacios culturales. Las cárceles estaban en Metapán, Sonsonate y La Unión. «Estos serán demolidos y construiremos infraestructuras culturales y educativas para nuestros jóvenes. Esto, junto con el cierre del penal de Chalatenango, nos permitirá llevar más oportunidades, pero también quitar estos obstáculos para la creación de nuevos polos de desarrollo», anunció el presidente el pasado viernes en sus redes sociales.
En ninguno de los tres centros penitenciarios había pandilleros activos, como algunos malintencionados miembros de la oposición señalaron. Intentaron hacer creer que tal movimiento es parte de una liberación de pandilleros o de compromisos con grupos criminales. La realidad es que los reos de estos tres penales clausurados fueron trasladados hacia otros presidios bajo la supervisión del director de Centros Penales y viceministro de Seguridad «ad honorem», Osiris Luna, y el ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro.
Las recientes ampliaciones en el centro penal La Esperanza, conocido como Mariona, permitirán alojar a 1,900 reos más, que son una parte de los que se están reubicando de un penal a otro debido a los cierres en La Unión, Metapán y Sonsonate.
Debido a la eficacia del Plan Control Territorial, los reos no tienen posibilidades de delinquir, como sí sucedía en los Gobiernos de ARENA y del FMLN, que convirtieron las cárceles en verdaderas universidades del crimen, con cabecillas que ordenaban homicidios y extorsiones desde cómodas celdas con refrigeradora, televisión e internet, además de contar con fiestas, licores y acceso a redes de prostitución, gracias a la corrupción de las autoridades.
La nueva era en la administración de Centros Penales nos demostró que los reos, cuando están en proceso de rehabilitación y tienen un verdadero interés en reinsertarse a la sociedad, también pueden ser útiles. Por ejemplo, han reparado escuelas y puestos de la PNC, han limpiado playas e incluso han ayudado ante emergencias como el deslizamiento en Nejapa, producto de las lluvias.
Chalatenango fue el primer penal en ser clausurado por el Gobierno del presidente Bukele y se está transformando en la sede de la Universidad de El Salvador para la zona norte del país. Al igual que los otros tres centros penales, estaba ubicado dentro de la zona urbana, lo cual impactaba negativamente en los procesos de desarrollo de estas localidades.
Como parte de las transformaciones en marcha, la cultura y la educación tomarán el lugar donde antes reinó el crimen.