El presidente Nayib Bukele anunció un programa para entregar 5,000 pasaportes a extranjeros destacados en la ciencia, los negocios, las artes y la filosofía, además de ingenieros y doctores.
El objetivo de esta iniciativa es atraer talento para impulsar el desarrollo en el país. No se trata de una estrategia descabellada. De hecho, ha sido utilizada por muchos gobiernos a lo largo de la historia. De los casos más emblemáticos y exitosos están los Estados Unidos y el de otras naciones como Singapur.
No se trata, como dicen algunos catastrofistas y opositores trasnochados, de entregarle el país a los extranjeros o de convertir a El Salvador en tierra extraña para sus propios ciudadanos.
Cada vez que un pueblo se cierra el mundo, qué es lo que pareciera que quieren algunos ideólogos de la oposición, las naciones se cierran también a las innovaciones y al progreso. Oponerse a eso en un mundo globalizado como el que vivimos es un sinsentido, porque, de todas maneras, estamos interconectados y siempre estamos abiertos a lo que suceda en todas partes del planeta.
Atraer talentos al país beneficiará de enorme forma al desarrollo nacional, así como ha sucedido en otras latitudes. Empresarios exitosos e innovadores detrás de grandes marcas y empresas como Google, Apple y YouTube, que han triunfado primero en Estados Unidos y luego en todo el planeta, procedían no necesariamente de tierras estadounidenses, sino de otros países. Llegaron a Estados Unidos atraídos por la promesa de una tierra en la que se cumplirían sus sueños, cosa que ha sucedido durante buena parte de su historia.
Eso es algo muy importante. Primero, el país debía ser atractivo para que personas de ese nivel de talento decidan mudarse. Para ello fue necesario la transformación emprendida durante el primer gobierno del presidente Bukele.
Ahora somos un país reconocido por su seguridad; por su estabilidad y respeto a las leyes; por su innovación -al ser la primera nación en tener al bitcoin como moneda de curso legal-; y por contar con atractivos turísticos de primer nivel, como las olas, montañas e historia. De ese modo, lo lógico es que, con esas credenciales, El Salvador atraiga cada vez a más personas para que lo conviertan en su hogar.
Esta iniciativa del presidente traerá muy buenos resultados y le dará un gran impulso a los planes que tiene para su segundo mandato.