Cuando Jeremy tenía solo dos meses de edad, en junio de 2020, empezó a mostrar ciertas afectaciones de salud, especialmente un problema en su piel parecido a una dermatitis atópica, y un sangrado recurrente en sus heces.
Esto alertó a su madre, María Elizabeth Jiménez de Ágreda, quien buscó ayuda con diferentes especialistas médicos, pero ninguno de los tratamientos funcionaba. En el Hospital Benjamín Bloom, en la unidad de alergia e inmunología clínica, se le aplicó una prueba que luego se envió al extranjero para conocer cuál era su padecimiento. Posteriormente, llegaron los resultados, y mostraron que el niño tiene el síndrome de Wiskott-Aldrich.
«Jeremy tiene un diagnostico de enfermedad de Wiskott-Aldrich, que es un trastorno ligado al cromosoma X, que la mujer es portadora y el único que presenta la enfermedad es el varón. Ese problema se caracteriza que los niños padecen de algo que parece dermatitis atópica, tienen problema de sangrado recurrente, es decir sus heces presentan sangre, y las plaquetas son bien disminuidas de tamaño, y son bien pequeñas», explicó el doctor Héctor Guidos Morales, coordinador de la unidad de alergia e inmunología clínica del Hospital Bloom.
Dado que es una enfermedad autoinmune, el niño no fabrica anticuerpos de forma efectiva. Para mantenerlo en buenas condiciones, en el Hospital Bloom, cada 21 días, le aplican inmunoglobulina endovenosa como una medida paliativa; sin embargo, la solución definitiva es el trasplante de células hematopoyéticas, o de médula ósea. Dicho procedimiento no se realiza en el país, por lo que el niño necesita ser trasladado a algún país como México, para que sea intervenido.
Jeremy ha recibido el tratamiento durante 1 año con 4 meses. Su madre es quien lo acompaña y asegura que ya han intentado obtener apoyo por medio de algunas instituciones, pero el contexto de la pandemia también ha generado complicaciones en el proceso.
Por lo tanto, la familia solicita apoyo para poder hacer el trasplante, ya sea beneficio económico, por medio de organizaciones o por gestiones diplomáticas para que sea recibido como paciente en otro país. En este caso, los donantes podrían ser los padres. «El tratamiento le ayuda al niño, sin embargo, después recae, se vuelve a levantar, pero lo que más le afecta a él es el sangrado. Cuando enferma de algo más (otra enfermedad) le afecta bastante», comentó la madre.
En la unidad de alergia e inmunología clínica del Hospital Bloom se están haciendo diagnósticos de inmunodeficiencia. Según explicó el doctor Guidos, en su conjunto, las patologías tienen una incidencia importante porque se encuentran en un paciente de cada 1,500 habitantes. «Son cerca de 42,000 salvadoreños que tiene una inmunodeficiencia primaria. Con las pruebas, se puede determinar en cual gen está el problema del niño, y con base en ello se buscan alternativas», afirmó el doctor.
Para colaborar con Jeremy, puede comunicarse con su madre al número 6420-0349