Carlos «Gullit» Peña es , sin duda, el fichaje más sonado para el Clausura 2021. El azteca se siente uno más en el cubil y no arruga la cara para recibir cualquier cantidad de presión por el hecho que los asociados acumulan más de una década sin título. El exvolante de León , Cruz Azul y Necaxa dijo en plática con «Diario El Salvador» que sabe manejar la presión, que para él, se convierte en motivación. Peña llegó a las filas fasistas para sentirse uno más y aportar toda sus experiencia al equipo que ahora está a cargo del timonel nacional, Jorge «Zarco» Rodríguez.
¿Cuáles son sus expectativas a su llegada a las filas de FAS?
Me he sentido cómodo con los compañeros en la cancha. Me sentí bien. Obviamente me falta agarrar ritmo de juego. Eso con el tiempo va saliendo. Se hizo un buen partido contra la selección sub-23. Todavía nos falta. Soy un jugador al que no le gusta conformarse. Nos falta. Si hubiéramos concretado las otras dos oportunidades que tuvimos, hubiéramos tenido un marcador más tranquilo.
¿Cuánto faltaría, entonces, para ver su óptimo nivel?
Pues es como te comento. No me gusta conformarme con nada. Ahorita me sentí bien, pero creo que puedo dar más. Sé que todavía puedo dar más, entonces, no me gusta conformarme con nada. Vamos a luchar andar al 100.
¿Cómo cataloga el ritmo con el que se juega acá?
Intenso. Sabía que venía a un fútbol muy intenso, con mucha garra. Estoy contento por estar acá en esta gran institución.
¿Se siente como uno más en FAS?
Claro. Yo vine a sumar , a divertirme con los compañeros, a hacer bien las cosas en el club. Soy uno más. En FAS me han tratado como se fuera de la familia y estoy muy agradecido por este trato
¿Buscó datos preliminares del fútbol nacional antes de venir acá?
Cuando empezaron los acercamientos con FAS, claro que empecé a ver el fútbol y la ciudad para la familia, para mis hijas. La gente de FAS me mandaban videos sobre la pasión con la que viven el fútbol. Entonces, les agradezco por ese recibimiento y esperemos en Dios que estemos bien acá en la cancha.
¿Qué le dice ahora la llegada a un equipo que tiene más de una década de no alcanzar el título?
No me dice nada. Solamente puedo decir que sé manejar la presión. He estado en León, que estuvo en el ascenso mexicano, por más de diez años. Estuve en Cruz Azul, en Chivas, que estuvo peleando el descenso y en Necaxa, que desde hace tiempo no salían campeones. Entonces, yo sé lo que significa la presión y esa presión me gusta que se transforme para mí en motivación.
Desde afuera se percibe el respeto para usted de parte de sus compañeros. ¿Cómo se lo toma desde el camerino?
Pues yo les he dado la confianza , como ellos también me la han dado sobre hablarnos sin ningún problema. Lo que yo ocupe, así como lo que ellos ocupen, estamos allí. En las dos direcciones tenemos esa confianza que se transmite dentro de la cancha
Mostró fútbol de asocio. Pareciera que llevara tiempo en el equipo santaneco
En mi posición, si tengo unos delanteros como Luis Perea, y por la banda a Wilma Torres y Guillermo Stradella, a uno se le facilita el trabajo en la media cancha, porque son jugadores muy rápidos por la banda. Eso te facilita el trabajo. Desde que llegué me mostraron que son grandes personas, me ayudaron en todo. Dios quiera que todo eso se transmita en la cancha.
¿Por qué tomar esa decisión de venir a jugar a los 30 años al balompié salvadoreño?
Yo no cierro la puerta a ningún fútbol del mundo. Me encanta jugar al fútbol donde sea, en la calle, en un estadio lleno, en un Mundial. Yo disfruto jugar fútbol, soy feliz jugando al fútbol en cualquier parte del mundo.
En su palmarés destaca la presencia con la selección mexicana en el Mundial de Brasil 2014. ¿Qué significó eso para usted?
Creo que a mi corta edad, gracias a Dios, he jugado Copa América, Copa Oro, Libertadores, Concacaf y Mundial de Clubes. Los he disfrutado mucho. Para mí ahora es un gran orgullo jugar contra la sub-23 de El Salvador con mi equipo, FAS. Luego, jugar un Mundial era un sueño que tenía y, gracias a Dios, se me cumplió
¿Todo bien con usted en la parte física?
Nos preparamos para rendir, para andar bien, para que lo que nos pide el entrenador.
Acá los campos en los que se juega fútbol de primera división no están en buen estado. La de Santa Ana, a simple vista, no ofrece dificultades. ¿Se adaptaría a eso sin complicaciones?
La de Santa Ana está bien, tiene pasto y porterías de fierro. Pero acordémonos cómo jugábamos en la calle, donde las porterías eran dos piedras. Gracias a Dios estamos ahora en un estadio, con gente que te está viendo y hay que disfrutarlo.
¿Le gusta el sobrenombre de «Gullit»?
Siempre me han dicho así.
¿Quién le puso ese sobrenombre?
Mi papá me lo puso. Creo que hasta se me hace raro que me digan Carlos. Toda la vida me han dicho «Gullit» y me encanta.
Después del juego contra la sub-23, tuvo que firmar camisetas y gorras a los hinchas tigrillos. ¿Le gusta eso?
Claro. Estoy contento. Agradezco a la afición, que a la hora que me pida fotos o firmas en la calle o en el estadio, a la hora que sea se las doy. También los hinchas de equipos rivales me han pedido fotos y yo encantado. Me siento contento de estar en este país.