El informe regional sobre desarrollo humano «Atrapados: alta desigualdad y bajo crecimiento en América Latina y el Caribe» del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) revela que los salvadoreños tienen una percepción positiva del Gobierno del presidente Nayib Bukele sobre el combate de los grupos de poder empresarial que han predominado en las políticas públicas.
El informe detalla que hay una gran frustración y un sentimiento de injusticia con respecto a la influencia política que tienen unos cuantos poderosos. El 77 % de los habitantes de la región latinoamericana, en promedio, piensa que su país está gobernado por un pequeño grupo en función de sus intereses particulares y no del bien común.
Ante la pregunta ¿considera que su país está gobernado en beneficio de los intereses de unos pocos? El Salvador —de 17 países consultados— es la nación en la que menos sucede el fenómeno (46 %), comparado con Paraguay, que se posiciona en primer lugar, con un alcance de 95 %, solo por encima de Costa Rica, que tiene un 91 %, un porcentaje que comparte con Chile.
El estudio señala «una trampa» que tiene dos componentes: bajo crecimiento y productividad, y alta desigualdad, en los cuales se subraya concentración de poder, violencia y sistemas de protección social que no funcionan (marcos regulatorios en los mercados laborales).
Luis Felipe López Calva, subsecretario general adjunto de la ONU y director regional de PNUD para América Latina y el Caribe, explicó que cuando ocurre esta trampa la política pública es capturada en algunos ámbitos por grupos de mayor influencia, y surge un bloqueo a la redistribución.
«Hay un problema de poder, de que la desigualdad y el bajo crecimiento se manifiestan en una concentración de poder, de influencias sobre ciertos grupos, eso refuerza la trampa. Eso lleva a que haya violencia como un instrumento de negociación en lo económico, en lo político y abre espacio a la ilegalidad», enfatizó López Calva.
Durante este Gobierno, el mandatario Nayib Bukele ha recalcado en repetidas ocasiones que está erradicando este tipo de acciones que desde hace mucho tiempo han prevalecido en el país.
En el discurso de sus dos años de gestión, el presidente Bukele aseguró que con los años el Estado amplificó los problemas de muchos para mantener e incrementar los beneficios y los privilegios de unos pocos. «A eso le llamaban democracia, pero en realidad es cinismo e hipocresía», sostuvo.
En ese sentido, el mandatario aseveró que bajo su gobernanza, «nunca más el país regresará al sistema que por dos siglos nos hundió en la delincuencia, en la corrupción, en la desigualdad y en la pobreza».
«En nuestro país siempre hubo un grupo de poder detrás de los gobiernos. Un Gobierno invisible que nadie eligió. Una oligarquía todavía tiene mucho poder, porque aún controla el aparato ideológico del Estado, este siempre ha sido hipócrita, pero no por eso deja de ser poderoso», recalcó el presidente.
Bukele además añadió que durante tantos años los salvadoreños se han condicionado y creían que nada iba a cambiar. Veían de forma normal que el rico se hiciera más rico y que el pobre se hiciera más pobre, e hizo un llamado a la población a decidir liberarse del «yugo de los poderes fácticos que con su aparato ideológico han gobernado desde atrás siempre y siguen intentando dominar nuestro país», dijo
La Nueva Asamblea Legislativa eliminó la exclusividad de los grupos de poder en las juntas directivas de autónomas
Recientemente, el presidente Bukele envió a la Asamblea Legislativa 23 iniciativas de reformas para eliminar la exclusividad de algunos organismos —como la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP)— en las directivas de las instituciones autónomas y descentralizadas con el objetivo de reducir el poder concentrado en pequeños grupos para tomar las decisiones del país, estos ejercían gran influencia en las políticas públicas.
«No más bloqueos al desarrollo de nuestro país. Ya no hay grupos de poder que puedan llamar por teléfono para detenerlo. Ni el Gobierno ni la Asamblea ni la Sala responden a ellos. Ahora manda el pueblo a través de sus representantes. ¿Cómo se llama eso? Democracia», escribió el mandatario en Twitter.
El presidente dijo que esta oligarquía mantiene un fuerte arraigo en una «falsa democracia». «¿Se le puede llamar democracia a un sistema que privatizó todo? Las telecomunicaciones, la banca, las pensiones, la distribución de energía eléctrica y hasta la seguridad», cuestionó el gobernante.