D on José Carrasquillo, hermano de Puerto Rico que se encuentra en nuestro país disfrutando los XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe, expresó a un periodista: «Mira, yo vine a ver los Juegos, pero era más mi curiosidad ver esta transformación de este país que está ocurriendo. Su presidente es la persona y político de más prestigio a escala mundial. Las vitrinas mundiales se han abierto con la presencia y el carisma que él tiene como presidente; además, es una persona que viene con una mentalidad bien amplia. Lo mejor que le ha pasado a este país es conseguir una persona que esté al mando como la que ustedes han podido conseguir».
Pero bien dicen que la ceguera, la ambición y la maldad no tienen límites. Mientras el turista puertorriqueño comprobó que es totalmente cierto lo que se escucha afuera de nuestra fronteras, que el país ha cambiado, que se vive en libertad, seguridad, paz y tranquilidad —como lo han verificado todos los que nos visitan—, otros, los de siempre y los que se lucran de la política, se tropiezan para gritar «¡dictadura!, ¡régimen!» o aprovechan la oportunidad para hacer fiesta.
Muchos de ellos, el mismo día de la inauguración de los Juegos, clamaban «¡que llueva, Señor, como la noche anterior!», porque su afán es que a El Salvador le vaya mal, que se hable mal de él, como sucedió por más de cuatro décadas con los gobiernos de ARENA y del FMLN, cuando los salvadoreños vivíamos en la «democracia internacional» entre balas, secuestros, desapariciones, robos y extorsiones. ¡El país más violento del mundo!
El desarrollo del evento deportivo en total seguridad y libertad es una muestra más de lo que verdaderamente sucede en nuestra nación. Turistas extranjeros y las 37 delegaciones de la región son testigos de esa verdad, y ahora saben de la terrible falsedad de lo que espetan organismos internacionales que otorgan credibilidad a informes de ONG fachada que dicen representar a la «sociedad civil», a políticos menesterosos, a opinólogos mercaderes y a notas «periodísticas» pagadas por Soros y a unos que otros tontos útiles.
La dictadura en El Salvador no existe. Aquí vivimos en total libertad, a no ser que sea un delincuente.
¡Qué mejor reto para comprobarlo que el que lanzó el presidente Nayib Bukele a los periodistas extranjeros en su discurso de inauguración. «Ya que tenemos más de 300 medios internacionales en este país el día de hoy, salgan a la calle y pregunten a la gente al azar, a quien está vendiendo, al que va caminando. Súbanse a un bus, pregúntenles a los pasajeros, vayan a un restaurante, pregúntenles a los comensales y a los meseros, pregúntenle a quienquiera qué opina de El Salvador, qué opina de este Gobierno y qué opina de la supuesta dictadura»! ¡Esa es la verdadera encuesta!
Sin duda, algo se va a inventar la oposición para tratar de minimizar el entusiasmo mundial de lo que se vive en el país. Y solo los mismos de siempre, afuera y dentro del territorio nacional, seguirán repitiendo «dictadura» con la esperanza de que su «unión de ideologías» tenga «un chance» de arrebatar la gobernabilidad.
Por cierto, algunos opositores que ya saben que el pueblo no les va a dar otra oportunidad de ocupar un escaño legislativo ahora han salido como redentores municipales.
El pueblo salvadoreño tiene claro el país que quiere para su presente y futuro. Hoy lo está viviendo en una fiesta deportiva internacional en total paz y armonía. Las delegaciones lo disfrutan caminando por cada calle, por cada centro comercial, por cada lugar turístico, sin preocupación alguna.
Definitivamente, esto cambió. Y las historias de «récord Guinness de la mentira» solo quedan en los papiros de los que sueñan con volver al pasado para disfrutar del dinero del pueblo. A los visitantes no volverán a darles paja, aunque alguien escriba en los periódicos internacionales, por más renombre que tengan o crean tener personajes que lo único que hacen es vivir de sus escritos a costa de crédulos.
Y no es de asombrarse que jóvenes atletas de la República Dominicana circularon un video en redes sociales en el que manifestaron su admiración por Nayib Bukele: «¡Nayib, eres el mejor, te queremos, RD te ama, Bukele, te amamos!»
Y «esa es la dictadura salvadoreña».