Su curiosidad por estudiar los astros y otros temas interesantes de nuestro universo —entre ellos los agujeros negros, uno de sus temas favoritos— despertó en Brisa Margarita Terezón Segura la necesidad de especializarse en astronomía y astrofísica.
Como una salvadoreña decidida en cumplir sus sueños y encontrar las respuestas a todas sus inquietudes, luego de estudiar la Licenciatura en Física en la Universidad de El Salvador, decidió salir del país para continuar su formación hasta lograr su objetivo.
Brisa Terezón se convirtió en la primera científica astrofísica de El Salvador. Sin embargo, como ella misma lo recordó sin evitar que una sonrisa se dibujara en su rostro, ninguno de sus éxitos profesionales hubiese sido posible sin su mayor inspiración en la vida, la persona que le inculcó la «astronomía de cuna»: su recordada abuela, Lucía Gámez, quien, de manera tradicional, le platicaba y explicaba los secretos de las casi «indescifrables constelaciones», entre otras curiosidades.
«Mi abuela me explicaba sobre el lucero de la mañana o el lucero de la tarde. Me dijo con qué nombre se conocía el planeta Venus. Entonces todo esto alimentó mi curiosidad», expresó Brisa Margarita sobre sus recuerdos de infancia. En su trayectoria ya cuenta con 30 años de estudiar temas relacionados con la astronomía y su destacada labor le ha permitido ser la principal divulgadora de este tipo de conocimiento científico para otros profesionales y estudiantes en el país.
Además de ocupar el cargo de directora del Observatorio Micro-Macro de la Universidad Don Bosco (UDB), desde donde comparte también con otros apasionados por el universo. En la actualidad, desarrolla una serie de proyectos con sus estudiantes, a quienes está decidida a apoyar para que se conviertan en los futuros científicos salvadoreños que aporten su talento a importantes instituciones, como la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) de Estados Unidos, entre otras a escala mundial.
Uno de esos proyectos es el de «Diseño de una misión para un globo meteorológico de gran altitud Stratoballon», entre otros que desarrolla con estudiantes de las carreras de ingeniería de la Universidad Don Bosco, como el de «Simulación de la trayectoria de una misión a la estratósfera», el de «Gestión de proyectos para una misión aeroespacial», por mencionar algunos.
«Esos trabajos son los primeros pasos que estamos dando como Universidad Don Bosco en el desarrollo de las ciencias espaciales. Gracias por dar visibilidad a los esfuerzos que están realizando los jóvenes de El Salvador», agregó la científica.
En esta entrevista relató algunos pasajes importantes de su historia, sus objetivos, su visión y confesó que está convencida de que la astronomía es «una ciencia que toca el alma». Además, explicó porque todos en la Tierra están llamados a sumarse para descubrir los secretos del universo.
¿Quién es Brisa Margarita Terezón?
Es una persona que desde la infancia creció con la misión de desarrollar la astronomía en El Salvador.
Usted es la primera científica astrofísica en el país, ¿qué piensa de este logro?
Realmente me siento con esa oportunidad de dejar un legado para todos los niños que en algún futuro van a ser nuestros científicos y nuestros astronautas que van a llegar al espacio y que nos van a representar.
En la actualidad, ¿cuál es su rol profesional?
Actualmente soy la directora del Observatorio Micro-Macro de la Universidad Don Bosco y esto me permite tener en mis manos la oportunidad de contribuir con todas las habilidades y conocimientos, los cuales he adquirido a lo largo de todos estos años. Además, me ha permitido compartir información con jóvenes que están buscando otros horizontes de formación en las ciencias espaciales.
¿Cómo descubrió su pasión por la astronomía?
La observación de la Luna, de las constelaciones, lo hago desde mi infancia, con la oportunidad que tuve de leer sobre la evolución de las estrellas; sobre todo de las estrellas que podrían terminar en un agujero negro. Me fascinó mucho la idea de cómo estos objetos eran tan misteriosos y que había mucho por descubrir y de aquí me nació la idea de estudiar astronomía y dedicarme a estudiar estos objetos.
¿Existió alguna persona que la inspiró a estudiar la astrofísica?
De mi infancia tengo el recuerdo de mi abuela que me dio eso que yo llamo astronomía de cuna. Ella era quien me explicaba con expresiones antiguas, quizá de sus abuelos y, así, toda esta tradición oral de cómo se conocía a las constelaciones, con qué nombre se conocía el planeta Venus. Recuerdo que ella [abuela] me explicaba sobre el lucero de la mañana o el lucero de la tarde, entonces todo esto alimentó mi curiosidad.
La Luna fue mi objeto de estudio a simple vista y fue el primero que observé por medio de un telescopio, me maravilló mucho toda esta experiencia. También me motivaron profesores. Entonces, si pensara en alguien de mi infancia, sería mi abuela y luego pues una lista de profesores.
¿Cuáles han sido sus estudios sobre el tema?
Yo inicié con una Licenciatura en Física en la Universidad de El Salvador. Luego tuve la oportunidad de estar en la Universidad Autónoma de Honduras, donde estudié una especialidad en astronomía y astrofísica. También trabajé en un laboratorio astronómico como profesional.
En la Universidad Don Bosco he logrado participar en una escuela de verano para diseño de misiones espaciales. También estudié una maestría con una beca de la OEA en donde me enfoqué en los estudios de gravitación y cosmología.
¿Cómo puede describir la astronomía?
La astronomía es una ciencia que apasiona a todas las personas independientemente de su edad, de su profesión. Es una ciencia que maravilla solo con el hecho de conocer el universo, el hecho de explicar qué podemos observar tanto en el día como en la noche, observar el firmamento, el no olvidarse de que somos parte de un vasto universo. Es una ciencia que toca el alma de las personas cada vez que logran ver hacia el cielo y observan todo lo que el universo tiene para nosotros.
Su objeto de estudio siempre han sido los agujeros negros, ¿qué puede decir al respecto?
Sí, el tema de los agujeros negros se volvió mi objeto de estudio. Con el tiempo fui estudiando más sobre eso y ya no solamente me gustó el tema de los agujeros negros no solo porque terminaban como una fase final de una estrella masiva, sino que me interesaron más los agujeros negros supermasivos que andan en el orden de millones de veces la masa del sol, algo que se encuentra en los núcleos de las galaxias.
Sobre todo, me interesó cómo es que estos agujeros negros supermasivos pudieron estar en las fases iniciales de la formación del universo y cómo ayudaron en la formación de las galaxias o a regular, por ejemplo, la formación de las estrellas. Esto es parte de mi vida científica que quiero desarrollar en mi país.
¿Tiene planes de visitar la NASA?
Pues pienso visitar la NASA por medio de los estudiantes, quienes espero que puedan realizar un campamento. Tengo un equipo de siete estudiantes de las carreras de ingeniería que está trabajando en una misión aeroespacial. Yo buscaría que ellos tengan la oportunidad de tener una experiencia ahí en un campamento en la NASA, que es algo que muchos aspiran. Quizá no tanto ir yo [a la NASA], sino que propiciar oportunidades para estos jóvenes, quienes son nuestros científicos del futuro.
¿Cuál es su mensaje para las personas que sienten pasión por estudiar el universo?
Yo visualizo que estudiar el universo tiene múltiples oportunidades, porque no solamente se trata de que sean astrónomos, astrofísicos o cosmólogos, cualquier persona que se apasione por compartir con los demás qué es lo que estamos observando en el cielo, lo que estamos estudiando en el universo, porque todos estamos llamados a hacer eso. Así que bienvenidos a todos los que se quieran sumar.