Luis Alberto Velásquez es un comerciante de la ciudad de La Unión que está a punto de cumplir cuatro décadas de dedicarse a la venta de mochilas durante la temporada del inicio del año escolar.
Este vendedor cuenta cómo ha ido evolucionando el gusto de sus clientes, quienes son en su mayoría niños que inducen a sus padres a comprarles el bolso con el estampado de su serie o caricatura favorita y, sobre todo, que sea del momento.
«Nosotros tenemos que buscar los estilos bonitos para que al niño le llamen la atención y le pida a su madre o su padre que le compre la mochila. Mis hijos son los que están siguiendo la secuencia de las caricaturas del momento y ellos me dicen los estilos de mochila que los niños están buscando para el próximo año», cuenta el comerciante.
Buena parte de la vida de Luis ha sido dedicada al comercio informal, y a pesar de que no tuvo la educación escolar completa, explica que gracias a este negocio ha podido sacar adelante a su familia, que ahora también lo acompaña en su «modus vivendi».
Pero detrás de este hombre comerciante también hay una labor social que no pasa desapercibida, y su aporte a la educación es a través de la donación de mochilas a niños de escasos recursos económicos para que puedan llevar sus útiles a la escuela.
«Uno acá en el pueblo se conoce y sabe quién tiene más necesidad, y hay niños que me vienen a pedir mochila y se las he dado. También le he dicho a la directora del Centro Escolar José Pantoja Hijo que me mande una nota de los niños que no pueden comprar su mochila y yo se las voy a dar, porque no me gusta que una mochila se rompa», dijo Velásquez.
Ahora este comerciante espera terminar de la mejor manera la temporada de la venta de estas mochilas, pues explica que tienen que esperar las fechas de pago para que los padres tengan dinero y puedan comprarle este útil escolar a sus hijos que están a punto de iniciar los estudios.