Noventa años han pasado del genocidio indígena y campesino de 1932 perpetrado por el Gobierno de Maximiliano Hernández Martínez, del cual los familiares y la comunidad de Izalco sigue clamando justicia.
Con una procesión que salió de la alcaldía del común y recorrió las principales calles del municipio, incluso las fosas comunes en las que descansan los restos de los masacrados, hasta llegar a las ruinas de la iglesia La Asunción, conocida como El Llanito, se conmemoró esta fecha en la que se recuerdan a los aproximadamente 30,000 muertos de la represión.
«Jamás los hemos olvidado, viven en la memoria de cada uno de nosotros. A 90 años, no hemos desaparecido y no vamos a desaparecer, porque la herencia que dejaron nuestros ancestros está hoy más que nunca viva y diciéndole al mundo entero que el resurgir de los pueblos originarios está en marcha», expresó el alcalde del común, Rafael Latin.