Que importante es tener claro que el Día Internacional del Niño, el 1.º de octubre, es una fecha conmemorativa dedicada a la niñez, que representa el futuro de nuestra sociedad salvadoreña. Se ha logrado en El Salvador hacer que cada día que viven sea inolvidable, con garantías de derechos en la casa, el círculo de la familia, la escuela, en comunidad y en la iglesia. Hay que agasajarlos con fiestas, piñatas, dulces, payasos, con títeres, que pinten, que disfruten de los juegos tradicionales y los recreos dirigidos.
El Gobierno del presidente Nayib Bukele está garantizando y mejorando las condiciones de vida de la primera infancia, niñez y adolescencia; por su apuesta con su trabajo incansable, dándole un aparataje de leyes y políticas públicas por medio del despacho de la primera dama de la república, Gabriela de Bukele, que ha logrado crear un nuevo paradigma y elevar la calidad de vida de la niñez. Todo esto con base en las nuevas teorías sociológicas, la neurociencia y la neuroeducación.
Es importante destacar el aporte de la ejecución del marco legal y normativo que implementa el Gobierno de El Salvador, porque está garantizando los derechos desde un enfoque multidimensional del desarrollo y de la responsabilidad, es decir, compartida en las fuerzas vivas del Estado, si bien se sabe la provisión de cuidados, estimulación, educación, salud, nutrición, entornos protectores de sus derechos y protección especial están en la agenda del Consejo Nacional de la Primera Infancia, Niñez y Adolescencia (Conapina) y del Instituto Crecer Juntos, y que su misión es proteger y garantizar los derechos de la niñez.
Si bien sabemos que el juego es un derecho de toda niña y niño, debemos disfrutar como padres y ciudadanos, porque garantizamos el desarrollo de su seguridad afectiva, potencializar sus competencias cognitivas y propiciar su interacción, ya que la risa puede cambiar todo.
Pero la clave se desarrolla en la activación territorial de manera articulada con diferentes instituciones de la sociedad, buscando garantizar los accesos a la salud, la educación, la asesoría financiera y legal, entre otros servicios, a escala comunitaria, así como la ejecución de actividades lúdicas, pintacaritas, juegos, dinámicas y la asesoría para denunciar cualquier tipo de vulneración de sus derechos como infantes y adolescentes. Todo esto gracias a la visión de la primera dama de la república que pone en marcha la estrategia del juego para cumplir la ley Crecer Juntos.
Por ello, es esencial destacar el aporte de los centros de atención a la primera infancia (CAPI) que implementan el modelo de atención integral y promueven el cuidado cariñoso y sensible, oportuno, y de educación de calidad con el propósito de fortalecer el desarrollo físico, cognitivo y social de la niñez. Los CAPI cuentan con personal altamente capacitado y especializado que garantizan la atención y el cuido personal, dando una educación y una estimulación temprana con la que contribuyen al monitoreo del crecimiento integral del infante.
El Salvador es un referente por los aportes significativos que realiza para la primera infancia, la niñez y la adolescencia, porque le está apostando al desarrollo infantil temprano, que busca propiciar que la niñez salvadoreña alcance su máximo potencial de desarrollo integral. Durante esta etapa de la primera infancia, que es desde la concepción hasta los ocho años, se trabajan mucho las habilidades y las competencias con la vida, ejecutando los pilares de la educación y desarrollando las competencias conceptuales, procedimentales y actitudinales.
El horizonte aquí está en prevenir la exposición de situaciones de vulnerabilidad de la niñez. El Conapina, en su calidad de institución rectora en materia de derechos de la primera infancia, niñez y adolescencia, realiza periódicamente operativos en coordinación con la Policía Nacional Civil, la Procuraduría General de la República, la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos y las municipalidades, con el objetivo de prevenir vulneraciones de la niñez.
El Estado, la sociedad y la familia son los garantes de crear las condiciones necesarias para que la niñez logre servicios de calidad, como la defensa de los derechos humanos, la protección y el desarrollo integral, tanto físico, como mental. Además de lo social, cumpliendo con la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño y la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Pero en este trabajo que se desarrolla debe tener un papel protagónico la ciudadanía, con el propósito de vigilar que no se vulneren los derechos de nuestra primera infancia, niñez y adolescencia.
Dios Bendiga a nuestra niñez salvadoreña.