Apostarle a las obras públicas en América Latina siempre ha sido un desafío. Diversos estudios internacionales confirman que históricamente la inversión en infraestructura en la región ha sido insuficiente, ineficiente e insostenible, por diferentes causas.
La Cepal, en 2017, describió que la falta de inversión en infraestructura es uno de los factores que impiden el progreso hacia el desarrollo sostenible y que causan los desequilibrios estructurales en los diferentes países de Latinoamérica.
El Salvador no ha sido la excepción. La escasa intervención en infraestructura pública de las gestiones gubernamentales que nos antecedieron se debió a sus malas políticas y a la displicencia para llevar beneficios a las grandes mayorías que no fueron atendidas.
Sumado a ello, el desarrollo de rubros como la educación, la salud, incluso la prestación de servicios básicos como el agua o la electricidad han tenido retrasos por no contar con la infraestructura pública adecuada.
Como Gobierno del presidente Nayib Bukele comprendimos, desde un inicio, que la infraestructura había que mirarla como un elemento fundamental para el desarrollo sostenible, el cual requería de la aceleración de la inversión de obras públicas encaminadas a transformar y mejorar la vida de la población.
Nuestra misión, desde el Ministerio de Obras Públicas y de Transporte, es llevar a cabo proyectos que prioricen a los más vulnerables y necesitados sobre todas las cosas y, aunado a eso, obras que mejoren las condiciones de vida de las mayorías y brinden la oportunidad de sana recreación y realización de la persona humana.
Luego de un poco más de dos años de gestión, podemos afirmar que El Salvador ha pasado del letargo al dinamismo, de lo lento a lo rápido, del corto al largo plazo y del mañana a la próxima generación. Una generación comprometida con un mejor El Salvador. Hemos avanzado teniendo en mente que la producción en las sociedades modernas y la prestación de servicios como la educación o la salud resultan impensables sin infraestructura, sin carreteras seguras y dignas.
Por primera vez en la historia, el país cuenta con instituciones fuertes, coordinadas, para llevar bienestar a los salvadoreños.
Con propiedad y firmeza podemos decir que el Ministerio de Obras Públicas es una institución fuerte, basada en una nueva concepción-visión de la gestión gubernamental, en la que la innovación en la gestión pública, la honestidad y el compromiso con la ciudadanía son ejes fundamentales de esta cartera de Estado.
Las obras hablan por sí solas y estamos avanzando a pasos agigantados. Ahora los impuestos de los salvadoreños sí se ven en obras.
En los primeros dos años del Gobierno del presidente Nayib Bukele, hemos hecho historia con la construcción de proyectos que están dando soluciones reales a la conectividad y seguridad de miles de familias que se encontraban en la vulnerabilidad, que su vía de acceso jamás había sido pavimentada, lugares donde no tenían un puente, entre otros.
Sabemos que falta mucho, pero estamos progresando en mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía.
En poco tiempo, estamos a punto de dar inicio a la construcción del proyecto más ambicioso de infraestructura vial de nuestro país: la nueva carretera de Los Chorros y el viaducto Francisco Morazán.
Esta obra contará con una inversión de más de $246 millones para ampliar la carretera Panamericana desde Las Delicias hasta el sector del Poliedro, a ocho carriles, y del Poliedro hacia el desvío de San Juan Opico, a seis carriles.
Sin duda alguna, con esta obra lograremos mejorar la movilidad del occidente del país y parte de la zona central, especialmente de La Libertad. Además de reducir la vulnerabilidad de Los Chorros en el tramo más crítico.
De igual forma, estamos por terminar la construcción del periférico Claudia Lars; una obra que reducirá los tiempos desde y hacia Sonsonate y el puerto de Acajutla. Son 10.08 kilómetros de carretera nueva que incluyen la construcción de una ciclovía, dos puentes y una serie de obras de paso.
Tanto la autopista Los Chorros como el periférico Claudia Lars son obras complementarias que mejorarán en gran manera el flujo vehicular en el país y ayudarán a la reducción de costos y tiempos de traslados.
Así como esta obra, son cientos de proyectos de infraestructura vial que estamos ejecutando a escala nacional; pero además de esto, el Gobierno le ha apostado a la modernización del transporte público, con el objetivo fundamental de que la población tenga un servicio digno, de calidad, y que cuente con otras opciones para trasladarse.
Los salvadoreños tienen claro que estamos luchando por lograr un servicio de transporte ágil, moderno y seguro, así como una infraestructura de calidad.
La población está consciente de que el Gobierno del presidente Bukele está enfocado en solucionar sus problemas con visión estratégica y un gran sentido social. Resolviendo esas deudas históricas que nunca les importaron a los Gobiernos de turno más que para obtener ganancias o complacer a sus patrones. Estamos forjando una nueva realidad para nuestra nación.
Hemos pasado del letargo al dinamismo para construir un nuevo país para todos, el que nos merecemos.