La Unión Europea y China concluyeron el 31 de diciembre 2020 «en principio» las negociaciones por ambicioso pacto sobre inversiones que abriría el mercado chino a las empresas europeas, a pesar de las preocupaciones sobre el historial de Pekín en materia de derechos civiles y laborales.
El entendimiento político quedó sellado en una videoconferencia en la que participaron el presidente chino, Xi Jinping, y los máximos líderes de la UE, Ursula von der Leyen (Comisión Europea) y Charles Michel (Consejo Europeo).
La videoconferencia también incluyó a los jefes de gobierno de Alemania y Francia, Angela Merkel y Emmanuel Macron.
«Hoy la UE y China concluyeron en principio las negociaciones sobre un acuerdo de inversión. Para oportunidades comerciales y de negocios más equilibradas», expresó Von der Leyen en Twitter.
En una nota oficial, Von der Leyen y Michel indicaron que por este acuerdo China se comprometió a «trabajar en dirección de la ratificación» de las normas internacionales relativas al trabajo forzado, un aspecto crítico de la negociación.
El acuerdo ofrecerá a las empresas europeas un acceso sin precedentes al marcado chino, y al mismo tiempo proporcionará seguridad y predictibilidad a esas empresas en sus operaciones.
Este entendimiento «une a las partes en relaciones de inversiones basadas en valores, apoyados en principios de desarrollo sostenible», señaló la nota.
También «mejorará» el ámbito de la competencia para inversores europeos, al eliminar la transferencia forzada de tecnología y otras prácticas distorsionadoras, además de la transparencia en materia de subsidios.
De su lado, Xi dijo a la agencia de noticias Xinhua que el acuerdo proporcionará a inversores chinos y de la U.E. «un mayor acceso al mercado, elevados estándares en materia de ambiente de negocios, fuertes garantías institucionales, y brillantes perspectivas para la cooperación».
El entendimiento de principio demuestra «la determinación y la confianza de China en promover una apertura de alto nivel», añadió Xi, de acuerdo con Xinhua.
Siete años de discusiones
La UE buscó durante años obtener un mayor acceso al enorme mercado interno chino, aunque las carencias de Pekín en materia de derechos humanos y estándares laborales eran un permanente obstáculo.
Este entendimiento fue negociado durante siete años y la U.E. afirma que es el más ambicioso que se ha podido negociar hasta ahora con China.
En tanto, miembros del Parlamento Europeo ya expresaron en Bruselas su insatisfacción, alegando que el acuerdo apenas se limita a aceptar que China haga esfuerzos para ratificar normas laborales internacionales.
Inclusive Valdis Dombrovskis, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, admitió que el acuerdo no cierra las divergencias de la agenda bilateral.
«Tenemos que ser realistas: este acuerdo no resolverá los desafíos que enfrentamos relacionados con China, que son muchos», expresó.
Reinhard Butikofer, responsable del comité del Parlamento Europeo dedicado a China, señaló que los líderes de la U.E. saben que el lenguaje del acuerdo sobre estándares de trabajo forzado no vale la tinta con que fue escrito. No son estúpidos.
A partir de ahora, las partes se dedicarán al diseño y redacción de los documentos legales, que aún deberán ser traducidos y ratificados por los estados antes de ser ratificado por el Parlamento Europeo.
El proceso
Las discusiones sobre el acuerdo se lanzaron en noviembre de 2013.
El compromiso se realizó durante una visita a Pekín de Hermann Van Rompuy, por entonces presidente del Consejo Europeo, en ocasión de una cumbre con el primer ministro chino Li Keqiang.