«Me siento alegre porque nunca había tenido lentes y nunca me habían dado clases. De muy joven tuve mi primer hijo y me tocó empezar a trabajar para mantener a mis hijos, iba a vender y no tuve oportunidad para aprender a leer y escribir, o de cuidar mis ojos», comentó Saraí Romero, de 77 años, una adulta mayor de Usulután, la cual fue beneficiada con la reciente entrega de lentes que realizó FUNDAGEO.
Como Romero, alrededor de 300 personas que participan en los círculos del programa de «Alfabetización de Adultos» de FUNDAGEO, en las zonas aledañas a las centrales y campos geotérmicos de LAGEO en Ahuachapán; Berlín, en Usulután; y Chinameca, en San Miguel, recibieron lentes para continuar su proceso educativo.
Stephanie Daboub, directora ejecutiva de FUNDAGEO, explicó que esta iniciativa responde a una problemática que reportaron los alfabetizadores. Muchos de los adultos mayores manifestaron dolores de cabeza y poca visibilidad al momento de recibir sus clases, por lo que se decidió desarrollar una jornada de salud visual con optometristas y oftalmólogos que dio como resultado la entrega de anteojos.
«Estamos apoyando a un grupo de adultos mayores, a los cuales les guardo mucha estima. En muchos de los círculos, nos dijeron que les dolía la cabeza al leer, entonces decidimos hacer una jornada de salud visual y muchos salieron beneficiados con lentes», detalló Daboub.
Por su parte, Darvin Ibarra, uno de los alfabetizadores, agregó que la donación de la fundación significa una mejora significativa en el progreso que se tiene con cada beneficiario, pues en los círculos de enseñanza los adultos mayores terminaban las lecciones con lágrimas en sus ojos y se quejaban de fuertes dolores de cabeza, lo que retrasaba la enseñanza.
«Esto les beneficia por completo a nuestros alumnos, ya que ellos pueden identificar el apresto que utilizan en la forma de escribir y la forma de leer. Para el próximo año, el avance va a ser mayor con estos lentes, que da mayor visualización», indicó Ibarra.
Asimismo, el facilitador educativo agradeció el gesto que FUNDAGEO tuvo con los alfabetizadores del programa que necesitaban una mejora en su visión, pues también se les donó anteojos.
Programa de alfabetización
Daboub comentó que el programa de alfabetización no busca solo enseñar a leer y escribir, sino que ofrece una oportunidad que se negó a muchos en la infancia por las complicadas condiciones económicas o por negativa de sus padres
Tal es el caso de Milagro Cabrera, de 86 años, una de las participantes más longevas de los círculos de alfabetización, quien narró que de pequeña pidió a sus abuelos que le dieran la oportunidad de estudiar, pero la respuesta fue «una cuma para trabajar».
«Me crié con abuelos, ya que mi madre murió y mi padre me dejó. Cuando yo le pedí a mi abuelito que me dejara estudiar a los 9 años, me dijo que una cuma me iba a comprar. Me puse a llorar. Luego me acompañé, vino el trabajo, los hijos, y hasta ahora que yo hice el propósito por leer y escribir», manifestó.
Cabrera afirmó que aunque le ha costado avanzar por su edad, ahora ya puede firmar y eso le da esperanza.