Los hombres endemoniados salieron en desbandada de la parroquia San Esteban de Texistepeque, en Santa Ana, con látigos en mano para azotar a las personas que abarrotaron las calles del municipio texiano, como cada Lunes Santo, una tradición única que se celebra en esta localidad y representa la eterna lucha entre el bien y el mal.
Y tras de los demonios, vestidos de rojo, también salió Jesús de Nazareth, para buscar vencerlos uno a uno en cada cruz calle del centro, donde los demonios quedaron tirados en el suelo.
Cruz en mano, Jesús fue enfrentándose a cada uno de los 59 demonios que, previo a su enfrentamiento con el bien, dieron rienda suelta a sus látigos, azotando al público que pedía recibir los golpes en penitencia por sus pecados.
Así, esta tradición centenaria volvió a tomarse las calles de Texistepeque, donde se libró la eterna lucha entre el bien y el mal y en la que Jesús, como siempre, venció a los demonios y liberó al pueblo del mal.



