Dentro de los factores del desarrollo, el ingreso determina la base de sustento sobre la que se apoya la población de un país para generar crecimiento económico y social. Cubrir el costo de la vida es vital para conseguir valor agregado.
La medida económica simple es el ingreso por persona o ingreso per cápita. La división del producto interno bruto entre su población, una cifra aproximada, pero no necesariamente concluyente porque este promedio incluye el alto y el bajo ingreso.
El Centro para la Defensa del Consumidor con base en datos del Seguro Social develó que el costo de la vida ronda los $700; esto comprende el costo de la canasta básica ampliada, que contiene el valor propio de alimentos, más cobertura de otras necesidades como transporte, alquiler de vivienda, pago de servicios. Así se define la base de sustentación en el país. El objetivo a lograr es que los salvadoreños tengan un ingreso real por sobre esa cifra.
Por lo tanto, el aumento del salario mínimo a $366, decretado el 1.º de julio, compensa hasta un 52 %, y deja un déficit de $334, igual al 47.7 %.
Por otra parte, no podemos singularizar y decir que el aumento del salario mínimo es la única manera de mejorar el ingreso ciudadano, eso sería simplista. Por regla general, el salario en una economía libre y competitiva mejora la inversión y la ganancia. Se paga mejor para conseguir trabajadores especializados. Capacitación y profesionalización juegan su papel. La modernidad abre espacios para la innovación tecnológica que impulsa el desarrollo.
Tomando de referencia el salario mínimo de $366 nos da $12.20 por día. Si tomamos en cuenta el subempleo, la estacionalidad y el desempleo nos lleva a menos de $10 diarios. Algunos mantienen que considerando la economía informal la cifra puede ser $8 por día o menos. Eso nos acerca a la pobreza extrema. Las remesas ciertamente alivian el bajo salario. Usando el método de ingreso per cápita y tomando un PIB proyectado a 2021 en $26,000 o $27,022.6 como algunos consideran, nos arroja un ingreso aproximado anual de $4,030 por persona. Una cifra mensual de $325, lo que en términos diarios escasamente es $10.8.
Según un estudio del Banco Mundial, el ingreso per cápita de El Salvador equivale al 26 % del promedio mundial, donde el 74 % de países tienen mayor ingreso por persona.
De forma generalizada, el ingreso tiende a nivelarse con el crecimiento de la economía reforzada con reformas estructurales. Urgente es adoptar modelos de desarrollo consecuentes. Los modelos tradicionales en El Salvador se han debilitado. Tuvimos resultados económicos exitosos, especialmente por el crecimiento vigoroso de las exportaciones con base en el valor agregado y la mano de obra intensiva, fortalecidos por el libre comercio bajo la OMC y los tratados de libre comercio como el Cafta-DR. Sin embargo, la política mercantilista de la administración Trump dio por terminado el libre comercio en toda su dimensión. Así, los modelos de desarrollo aludidos dan signos de agotamiento ante las exigencias del siglo XXI y el intenso efecto competitivo globalizado. Son modelos obsoletos, deben renovarse y ser parte de una transformación de país en una dimensión regional centroamericana. También se debe dar cabida a una visión Asia-Pacífico, y fortalecer con mayor intensidad la relación con América del Norte.