La realidad exige mantener la innovación, pasión y transformación educativa; este es el compromiso del docente universitario en este inicio de clases, por ello es importante romper con los paradigmas de «a mayores docentes de algodón mayores serán
los estudiantes de cristal», y que aplica también para los padres de familia.
Porque si recuerdan, hemos salido adelante de una pandemia por la COVID-19, y que si bien se sabe puede regresar, y con mayor fuerza, debemos estar preparados para enfrentar cualquier desafío, para lograr el pleno desarrollo de la gestión educativa y garantizar la calidad académica y científica.
Este año se cuenta con docentes certificados de educación superior por parte del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología (Mineducyt), que
a través de la Dirección Nacional de Educación Superior (DNES) logró esta exquisita formación pertinente y relevante en los catedráticos. Con este proceso se ha logrado actualizar aún más en las competencias docentes, con los cuatro módulos que contemplan los contenidos siguientes: psicopedagógica y neurociencia, didáctica de la educación superior, tecnologías de la información aplicadas a la educación superior y el proceso de la evaluación confiable.
¿Por qué la sociedad requiere a un profesional integrado tanto en lo personal como en lo social, con valores, principios éticos y morales? Esta es la puesta en marcha de las instituciones de educación superior (IES) en lograr la formación holística del estudiantado, con nuevos enfoques, y tener el liderazgo estratégico como universidades, y así favorecer las relaciones interpersonales, su capacidad de trabajar en equipo, su sentido crítico, la sensibilidad social, la solución de conflictos, la facilidad de expresión y el dominio de
las herramientas técnico-científicas. Estas competencias deben ser parte del perfil del estudiante universitario para que pueda defenderse como profesional en la sociedad.
Es importante comprender que la sociedad digital está logrando dinamizar el proceso de enseñanza aprendizaje en las aulas, los retos y desafíos de las IES. Esto convoca a las universidades a respetar las
áreas de conocimiento, contratando a especialistas para que cada profesional logre desempeñarse en su diciplina, es decir, el licenciado en Sociología debe dar la cátedra de Sociología General y las ramas de esta ciencia social, porque es quien tiene la especialidad y las competencias idóneas, pero
para cumplir con esto la DNES debe monitorear y garantizar que se cumpla en las universidades, tanto acreditadas y no acreditadas.
Si bien se sabe que la acreditación es el reconocimiento público de calidad académica de que la universidad cumple con las funciones sustantivas, es decir, la docencia, investigación, proyección social e innovación técnica y tecnológica e internacionalización, con carácter pertinente y relevante garantizando el desarrollo de la excelente
gestión educativa, logrando el control de la calidad académica, esto debe ser la luz de las IES para mantener la mejora continua en su quehacer de sus servicios educativos en El Salvador.
Las universidades constituyen un proceso permanente de gestión educativa para lograr un desarrollo tecnológico y científico y tener un currículo acorde con el contexto social, político, económico, jurídico, psicológico e ideológico-cultural. Es decir, integrar
las funciones sustantivas de la educación superior en el proceso de enseñanza-aprendizaje; así, aportar en los problemas sociales desde un enfoque epistemológico, apoyado con base en los pilares de la educación, como aprender a conocer —el elemento
conceptual—, aprender a hacer —elemento
procedimental—, aprender a vivir juntos y aprender a ser —parte actitudinal—, y esto debe ser organizado e involucrando a los estudiantes para que sean parte de este proceso de formación continua y de crecimiento profesional con la vida.