La derecha política cerró filas cuando la entonces recién extinta guerrilla se perfilaba con buenas oportunidades de acceder al poder por la vía de las urnas, con votos, tras su fracaso de hacerlo por la vía de las armas, a fuego y sangre por 12 años. Lo hizo con una fórmula unificada (Rodrigo Ávila y Arturo Zablah) y el discurso de impedir el ascenso de la izquierda salvadoreña (calificada de comunista), materializada en el FMLN.
Era 2009, el estadio Cuscatlán se llenaba de tricolor y resonaba la voz del candidato presidencial diciendo: «Ellos nunca han renunciado a las alianzas con grupos como los narcoterroristas de las FARC. Derrotar esa amenaza ya no es una tarea únicamente de ARENA, se trata de un reto que debemos superar todos los salvadoreños que amamos la libertad. Esta tarea es una que nos une a todos».
En la tarima principal escuchaban la arenga tres expresidentes de la república y Elías Antonio Saca, mandatario de turno, todos bajo la bandera de ARENA, junto a los secretarios generales de los institutos políticos PCN, PDC y FDR.
«La demostración más grande de unidad que ha tenido el partido ARENA en los últimos años», narró sobre el evento uno de los periodistas televisivos, con imágenes aéreas de la fuerza que aglutinaron cuatro partidos políticos para enfrentar al FMLN, que llevaba de candidato a Mauricio Funes.
«Debemos unificar esfuerzos para salvar a la patria del eminente peligro que se nos presenta por primera vez ante el avance de grupos comunistas o social-revolucionarios, como se hacen llamar, con la intención de alcanzar el poder total», expresó Ciro Cruz Zepeda, secretario general del PCN.
«No permitamos que Mauricio Funes le entregue la bandera de nuestra patria a Hugo Chávez», agregó Rodolfo Párker, secretario general del PDC, mientras que Julio Hernández, secretario general del FDR, afirmó: «Esta es una gran demostración de unidad a escala nacional; la demostración de que la gente de izquierda democrática, pero también de derecha democrática, podemos entendernos, y el país necesita que nos entendamos».
Pero estas prédicas no surtieron el efecto esperado en los votantes y ARENA, tras 20 años en el poder, perdió la presidencia frente al primer gobierno de izquierda. La alianza fracasó.
Ahora, frente a las elecciones de 2024, prédicas casi calcadas son pronunciadas por los antiguos enemigos entre sí, ARENA y FMLN, esta vez acuerpados por diversos movimientos. Con esta serían tres iniciativas de unidad político-electoral en los últimos capítulos de la historia salvadoreña: la Unión Nacional Opositora (UNO) logró reunir en 1972 al Partido Demócrata Cristiano, al Movimiento Nacional Revolucionario y a la Unión Democrática Nacionalista contra los gobiernos militares. También fracasó.
Seis años antes, en 1966, bajo el mismo nombre se había formado en Nicaragua una coalición para derrotar a Anastasio Somoza Debayle, candidato del Partido Liberal Nacionalista. También se llamaba UNO. Fracasó esa vez, pero resurgió en 1989.
En El Salvador han surgido predicadores con sermones muy similares, bajo el fenómeno casi inaudito de que proceden de institutos políticos que se odiaban a muerte entre sí. Parece que dicha alianza también va camino al fracaso. Dos movimientos que la apoyan ya presentaron candidato presidencial por separado, y uno de los partidos que sería parte de esta lleva al suyo.
La primera fórmula la integran un exarenero militar y una exfuncionaria efemelenista pro derechos humanos. ¡Vaya combinación! La segunda propuesta está incompleta, solo se conoce al aspirante a la presidencia, un salvadoreño que es empresario en EE. UU. Se dice que uno de los dos partidos «tradicionales» podría apoyarlo. El tercer aspirante presidencial es un efemelenista que reboza de triunfo adelantado. Lo acompaña otro efemelenista.
El 4 de febrero de 2024 sabremos si el mensaje de la coalición —si alcanza a consolidarse— cayó en terreno fértil o si, como falsos profetas, sus prédicas solo fueron las alabanzas del fracaso.