La actual coyuntura nacional e internacional inició su etapa más difícil hace dos años, para ser exactos, el 11 de marzo de 2020, con la suspensión de clases a escala nacional, la cual aún se mantiene con algunas modalidades.
Esto se da por la confirmación del primer caso de la COVID-19 en nuestro país. Fue como un balde de agua fría para los salvadoreños; ya nos enfrentábamos a la peor peste de los últimos 100 años. La zozobra fue el denominador común. Nadie se imaginaba las enormes repercusiones que este fenómeno mundial tendría y cómo impactaría al modificar nuestro estilo de vida.
Dos años han pasado y desde el inicio el presidente Nayib Bukele junto con su gabinete dieron pasos en firme para sacar adelante a nuestro país, y fue así como desde la presidencia se le asignan $300 como apoyo a familias de escasos recursos económicos, se entregaron paquetes de alimentos casa por casa, se paralizaron los cobros de préstamos, también se fortaleció nuestro sistema sanitario remodelándolo y readecuándolo, se contrató más personal médico y de enfermería, entre otras acciones.
No se puede dejar de mencionar que se construyó el más grande y moderno centro de salud, el Hospital El Salvador, el cual es fiel testigo de los miles de salvadoreños cuyas vidas fueron rescatadas de la muerte. Con una capacidad instalada para atender los casos de la pandemia hasta para mil pacientes y con equipamiento de cuidados intensivos.
Además, se modificó el sistema educativo, con el valor agregado, pese a que ya había una pandemia que asola y genera graves pérdidas económicas en todo sentido, se capacitó a más 50,000 docentes con nuevas tecnologías y se le entregaron sus respectivas computadoras a cada uno de los 1,300,000 estudiantes.
En el caso de la oposición rancia y anacrónica, que tenía mayoría en ese momento, utilizó toda su energía para bloquear las iniciativas del presidente Bukele, nada más detestable que su jugarreta política. Quienes, en lugar de apoyar a la población, privaron sus intereses corporativos y políticos, y se dedicaron incluso a utilizar la Asamblea Legislativa para interpelar funcionarios que estaban haciendo su trabajo.
El Salvador en estos dos años se mantuvo a flote producto de las atinadas decisiones de un presidente joven, con ideas frescas, innovador, que atinadamente ponen a El Salvador en el concierto mundial. Esto lleva al funcionario en cuestión a ser el mejor evaluado, eso a los salvadoreños nos enorgullece, como cuando al Mágico González lo siguen recordando en España y considerado el referente de nuestro fútbol. Exactamente eso pasa con el presidente Bukele.
Más allá de lo positivo que se pueda decir, y exactamente a dos años de haber iniciado el tortuoso camino de una pandemia, en el escenario político-militar internacional se conoce la guerra entre Rusia y Ucrania, fenómeno que para algunos es el inicio de la tercera guerra mundial. Habrá que ver los escenarios colaterales de ese fenómeno y no voy a detenerme a explicar las motivaciones de esta, más bien, a analizar las repercusiones de esta guerra en nuestra sociedad.
Debo advertir que países como España, por mencionar alguno, cuyas industrias alimenticias dependen de la materia prima como el trigo y la semilla de girasol producidas en esa zona de guerra, el primero para fabricación de harina para la industria panificadora y la segunda para la producción de aceites comestibles, están desde ya con racionamientos en los supermercados, es decir, que tienen disponibilidad de producción hasta para tres meses, ese es el caso de España y así el resto de Europa.
Ahora veámonos nosotros: un país no productor de trigo, ni de girasol a gran escala para la fabricación de aceites comestibles, no contamos con yacimientos de petróleo ni producciones a escala. Ante ese panorama sombrío, nos encontramos, y siendo un país de renta media baja, el panorama económico podría no ser tan promisorio, más bien sombrío.
Pero el presidente Bukele, con sabiduría y fiel a su estilo de gobernar nuestro país, nos sorprende a propios y extraños, como decimos, con un golpe de mano, al anunciar 11 medidas muy revolucionarias y quizá atrevidas, digo por el momento crítico a escala mundial; 11 medidas que en el pasado frente a otros escenarios algunos nos atrevimos a proponer y se nos dijo que no estábamos para esas aventuras. Ahora la oposición, esa misma que ha criticado al actual Gobierno, no le queda más que unirse con sus votos, pues de no hacerlo se condenan a extinguirse más rápido de lo previsto.
Las 11 medidas anunciadas por el presidente son la suspensión por tres meses del impuesto Fondo de Estabilización para el Fomento Económico (FEFE), esto impactará con una disminución de más de $11 millones que no llegarán a las arcas del Estado; así también, se suspende por los mismos tres meses el impuesto de contribución al transporte (Cotrans), serán más de $13 millones que el Gobierno dejará de percibir, pero que sí favorecerá a la población, pues son $0.26 por galón de combustible que no pagará el usuario.
La oposición quiere más, según pudo verse en las intervenciones de la plenaria para la aprobación de estas medidas, que ellos teniendo escenarios económicos similares no lo hicieron; para verificar el fiel cumplimiento de estas medidas el Gobierno anuncia el despliegue de inspectores a escala nacional para garantizar a la población que no sea víctima de abusos.
La otra medida es la aprobación de un marco jurídico que sancione con dureza a los que cometan abusos en contra de la población, denominada Ley de Sanciones por Abusos en el Comercio de Productos Derivados de Hidrocarburos. La siguiente medida favorece a la economía familiar manteniendo el subsidio al gas licuado de petróleo (GLP), en la actualidad su precio es de $8.04.
También, se garantizará que el transporte público respete las tarifas autorizadas por el Viceministerio de Transporte (VMT), para lo cual la Policía Nacional Civil (PNC) será fiel garante de esta disposición. La siguiente medida tiene que ver con los costos de la canasta básica, para lo cual el presidente Bukele anuncia la suspensión de aranceles a 20 productos de consumo diario de la familia salvadoreña, entre los que destacan aceite, manteca, arroz, azúcar, cebollas, chile, fertilizante, frijol rojo y negro, harinas de maíz y de trigo, leche, maíz amarillo y blanco, naranjas, papas, plátanos, repollo, tomates, trigo, cereal y sin olvidar a nuestras mascotas incluye también alimentos para animales. Por último, pero no menos importante, es la agilización de tramitología para la importación de productos alimenticios.
Todas esas medidas anunciadas por el presidente Bukele impactan positivamente en nuestras economías familiares y golpean negativamente a la oposición, la que, pese a que se unió para votar a favor de estas, se resiste a aceptar que políticamente se queda en clara desventaja y por supuesto herida de muerte inminente y a punto de ser aniquilada del escenario político.
No hay duda de que el presidente Bukele revoluciona nuestra economía, al salir al encuentro de los más necesitados, con 11 medidas económicas acertadas.