Pensamiento del poeta, novelista y filósofo español Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana, frase célebre que es tan reconocida que se encuentra en la entrada de los que fueron los campos de concentración de Auschwitz, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial.
Para un país como nuestro querido El Salvador resulta complicado evolucionar y desarrollarse, pues hay fuertes indicios de desconocimiento de nuestra historia, que un sector de la clase política tradicional aprovecha, con aquello que maneja de que nuestra gente «tiene memoria corta», es decir, rápido olvida y, por consiguiente, según ellos, es fácilmente manipulable para sus oscuros intereses. Esta clase política, en términos sumamente reales, no ve el beneficio de la gente, más bien busca el beneficio particular y de manera mezquina se adueña de los institutos políticos, cual si fueran sus fincas particulares o sus haciendas.
En los últimos días se observan grupúsculos de la oposición que buscan reorganizar sus bases para participar en las próximas elecciones, y allí desfila cualquier tipo de persona, de las que las ansias de poder las pone en evidencia al confrontarse entre sí. La misma Biblia dice que «un reino dividido no prevalece» y es lo que se visualiza al no contar con referentes o cuadros para desempeñar el rol de contrincantes políticos del presidente Bukele, es decir, no hay oposición y no por falta de espacios de participación política, más bien es una oposición desmantelada al igual que los grupos pandilleriles, es una oposición sin visión ni misión, es una oposición completamente desarmada y no, reitero, porque no existan los espacios de participación, pues en realidad no vivimos en una dictadura. La línea está trazada para que participen, pero la estrategia operativizada por el presidente Bukele y su equipo ha sido tan efectiva que los opositores no han comprendido su estado de descomposición orgánica, y que de verdad nada tienen que ofrecer, pues lo que podían ofertar ya no existe, ni ideas ni dinero, pues este lo extrajeron del erario que fue a parar a manos y bolsillos de políticos tradicionales (maletines negros), quienes después de ser parte del denominado «proletariado» se convirtieron en una nueva clase «burguesa». Utilizo sus mismos términos para que se entienda a qué nos referimos.
Llena de enojo a la población cómo se utilizó el dinero proveniente del pago de nuestros impuestos para dádivas y arreglos en el marco del pacto con pandillas, de lo cual ya hay casos judicializados por tan abominables hechos. De igual manera, dineros que se entregaron de forma legalizada, es decir, pagando renta a pandillas desde Casa Presidencial a los denominados por los gobiernos del FMLN como los ninis (los que ni estudian ni trabajan). Los beneficios que se otorgaron a las pandillas en los penales permitieron a los delincuentes tener dinero, pantallas, celulares, fiestas ostentosas, visitas íntimas sin restricciones y hasta show con sexoservidoras, todo ampliamente conocido por la población. Era la manera como ARENA y el FMLN decían tener el control de las pandillas, a costo para la población honrada y trabajadora que de igual manera era víctima de la deshumanizante extorsión, asesinada por no poder pagar la renta.
¿Cuántas familias mutiladas pues asesinaron a sus padres o madres?, ¿cuántos cientos o miles de niños quedaron en el desamparo?, ¿cuántas empresas y pequeños negocios cerraron por el mismo fenómeno?, ¿cuántos profesores asesinados por negarse a pagar renta o por no promover a quienes pedían los pandilleros que los promoviesen?, ¿cuántos profesores desplazados hacia otros centros educativos producto de amenazas?
La gran pregunta es ¿queremos volver al pasado? La inmediata respuesta es un no rotundo, pues las acciones implementadas por el presidente Bukele ponen en el centro de la actuación del Estado a la persona y a los delincuentes en el lugar que les corresponde.
Creo que todos debemos conocer nuestra historia para no cometer los errores del pasado, es decir, para no repetir los mismos hechos que no permitían que nuestro país avanzara.
Señores de la oposición y opositores, la población ya decidió qué tipo de país quiere, en consecuencia, mucho ayuda quien no estorba, sabio consejo para ustedes.
Jubílense de la política o dedíquense a otra cosa más productiva para sus vidas y para el país.
Quien no conoce su historia está condenado a repetirla.