El jefe de la Iglesia católica en El Salvador, el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, aseguró este domingo que todas las encuestas muestran la gran aceptación que tiene el Gobierno del presidente Nayib Bukele. Reconoce que siempre hay cosas que mejorar, pero, en general, el pueblo valora y tiene en gran estima las acciones desarrolladas desde el Ejecutivo.
«Creo que el pueblo expresa un agradecimiento […], porque antes no se tomaban en cuenta la opinión y las necesidades de los salvadoreños. No se les había valorado como ahora», sentenció el jerarca eclesiástico.
Las conferencias en la Catedral metropolitana tienen su origen durante el período del conflicto armado, para que el arzobispo, la cabeza de la Iglesia en El Salvador, sentara posición sobre diversos temas. La costumbre echó raíces y es una tradición para conocer la opinión de la Iglesia sobre la coyuntura nacional, dando luces sobre una enorme cantidad de fenómenos sociales en los que no siempre está de acuerdo con el Gobierno, como la oposición a la minería, la defensa del derecho del agua, la oposición al aborto, la ideología de género, entre otros. Desde siempre, la conferencia del arzobispo ha tenido detractores. Los tuvo desde sus inicios con san Óscar Arnulfo Romero, pasando por monseñor Arturo Rivera y Damas, monseñor Fernando Sáenz Lacalle y ahora monseñor Escobar Alas.
Lo cierto es que la voz de la Iglesia en El Salvador tiene un peso social muy importante, y en el caso actual, se remite a expresar lo que la opinión pública ha expresado abiertamente y de forma unánime en todas las encuestas. ¿Cómo la Iglesia puede ignorar el regocijo de un pueblo que ha sido liberado de las extorsiones, los asesinatos, las violaciones y los robos? Como publicó ayer «Diario El Salvador», gracias al Plan Control Territorial, durante este año, en 127 municipios no se ha cometido ni un solo homicidio.
Únicamente aquellos que son aliados de las pandillas pueden sentirse amenazados con la eliminación de los delitos violentos y la captura de los criminales para que enfrenten la justicia y paguen por sus delitos. Calificar de persecución política la detención de más de 55,000 pandilleros y sus colaboradores no hace más que revelar el grado de compromiso entre la oposición y las maras. No hay que olvidar que los gobiernos de ARENA y del FMLN negociaron dádivas por votos e incluso ofrecieron puestos en el Estado, además de fondos públicos.
El pueblo salvadoreño ha sido categórico: avala los avances en seguridad y no está dispuesto a dar marcha atrás en sus conquistas.