Salvador Menéndez es un empresario que nació en San Salvador, pero creció y estudió en Santa Ana; su educación superior la recibió en Estados Unidos. Desde 2012 es alcalde del partido GANA en el municipio de San Luis Talpa, en el departamento de La Paz, y este 28 de febrero competirá por su reelección.
¿Cómo comenzó su vida en la política?
Pasó una cosa bastante grave en la familia que no había dinero en el mundo que pudiera salvar. Me refiero a mi nieta, en ese tiempo de dos años. A ella le dio una enfermedad terminal, le dio cáncer. Dios me prometió curarme a mi nieta, pero que me entregara a los servicios que él me iba a encomendar. Así fue. Dios llegó a mí, y así fue como comenzamos. Mi nieta entró a un lugar que él nos dijo y no nos costó ni un solo centavo. Él la curó, él la sanó, tal como él me lo había prometido.
Mis vecinos llegaron a pedirme que yo me lanzara como candidato a alcalde del municipio. Yo les dije que era empresario y que no tenía tiempo. Pero la gente insistía y les dije que lo iba a pensar. En la noche, hablando con Dios, él me dijo: “Te mandé ya y tú no querés aceptar”. Entonces, ahí hizo clic mi mente y puse en las manos de Dios todo. Al día siguiente, comencé a decirles que sí, que iba a lanzarme como candidato a alcalde. Fui de los fundadores del partido GANA y así fue como lancé mi candidatura.
¿Cuánto se ha logrado desarrollar el municipio?
San Luis Talpa era un municipio que no era conocido. Cuando usted es un buen administrador y usted sabe que lo que va a hacer tiene que ser triunfante, no fracasante. Entonces, comencé desde el primer día a trabajarla [la alcaldía] como una empresa privada, lógica¬mente que sus fines iban a ser de beneficio para la población. De esa manera puede controlar los ingresos, de esa manera puede controlar los egresos, de esa manera puede ayudar. En eso nos dimos cuenta de los barriles que había en la exfábrica Quimagro, en Loma de Gallo, que era lo que estaba matando a la gente en San Luis Talpa de insuficiencia renal.
Con la misma población le hicimos la batalla al gobierno de ese enton¬ces. Ellos no se querían hacer cargo. Tuve dos atentados contra mi vida en ese tiempo, a finales de 2012. Si no hubiera andado en mi vehículo blindado no sé qué habría pasado. El pueblo y su servidor ganamos la batalla en contra del gobierno.
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El gobierno en turno tuvo que sacar los barriles de San Luis Talpa. No sabemos para dónde se los llevaron. Lo importante es que se los llevaron, porque eran toneladas y toneladas de productos químicos que eran materia primera. El gobierno en ese tiempo prometió limpiar todas las bodegas donde habían estado esos químicos, hacer estudios de agua, suelo y aire en esa zona, pero jamás lo hizo.
Había mucha gente con insuficiencia renal. Yo comencé a traer gente con mis vehículos personales a los hospitales para que les hicieran sus diálisis. El día que la gente me saque de la alcaldía o que ya no me renueve para el siguiente período, ese día va a ser el día que Dios me liberó de mi promesa con él. Entonces, voy a ir a vivir feliz a mis casi 70 años, a gozar los últimos momentos de mi vida. Yo digo, no voy a dejar la munici¬palidad porque yo quiera, sino que hasta que él quiera, porque yo tengo un compromiso con él.
Si es reelecto, ¿cuáles son sus apuestas para este período?
Desde que llegué, mi compromiso es con Dios para con la gente. Desde mi inicio yo estoy haciendo proyectos y sigo haciendo proyectos. Yo no puedo prometer, como muchos que prometen que cuando lleguen van a hacer castillos. Yo no puedo prome¬ter castillos porque la municipalidad no los tiene.
Pero sí prometo seguir con el mismo progreso o mayor del que San Luis Talpa ha tenido en los últimos nueve años. El desarrollo está allí. No lo digo yo, la gente lo puede ir a ver, a constatar todo lo que está hecho: puentes, carreteras, tendido eléctrico, agua potable, clínica municipal, ayuda a la salud pública, ayuda a la seguridad, educación, cooperativas, canasta básica a los ancianos, el transporte a los enfermos. Lo que quiero es continuar, mejorar eso