El Gobierno del presidente Nayib Bukele terminó en tiempo récord la construcción del Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), en donde serán recluidos los más peligrosos pandilleros y cabecillas de organizaciones criminales.
A diferencia de las cárceles de las administraciones de ARENA y del FMLN, en donde los delincuentes eran tratados como reyes, con fiestas en las que ingresaban comida, licores, drogas y prostitutas, además de discotecas e incluso videojuegos, en este nuevo centro penal los detenidos no tendrán ningún tipo de privilegios y deberán trabajar.
Este megapenal tendrá capacidad para recluir a 40,000 criminales, muchos de ellos detenidos durante la vigencia del régimen de excepción, el cual ha logrado llevar paz y tranquilidad a lo largo y ancho del país.
El presidente Bukele, en compañía de los miembros del Gabinete de Seguridad, llevó a cabo un recorrido para constatar la calidad de las instalaciones del Cecot, ubicado en el municipio de Tecoluca, departamento de San Vicente, en una zona despoblada y lejos de centros urbanos. El reclusorio ha sido construido con los más altos estándares internacionales de prisiones para impedir el ingreso de objetos prohibidos, pero también para garantizar que los reos cumplan sus condenas sin hacinamiento ni condiciones insalubres, como ha sido la costumbre en las cárceles creadas por los anteriores gobiernos, pero aislados de la sociedad a la que tanto dañaron.
En las 33 manzanas de construcción (dentro de un terreno mucho más amplio) hay varios anillos de seguridad y 19 torres de vigilancia, además de estrictas medidas de convivencia para los internos. No hay comunicaciones con el exterior porque, al igual que el resto de los centros penales, tiene bloqueadas las telecomunicaciones para impedir que los pandilleros continúen delinquiendo desde el interior, como hacían durante los gobiernos de ARENA y del FMLN, que incluso llegaron a instalar teléfonos dentro de las instalaciones para comodidad de sus aliados criminales.
En el Cecot, en cambio, los reos estarán separados unos de otros a través de paredes sólidas, para impedir que tengan contacto directo con otros prisioneros. En el pasado, las prisiones eran verdaderos centros de perfeccionamiento del crimen y lugares en donde las pandillas pudieron crecer y fortalecerse, porque incluso había centros penales exclusivos para una u otra organización terrorista, para no mezclar a pandilleros de la MS con los de la 18.
Los ciudadanos, en general, están felices con que ahora sí hay un lugar del que no podrán salir los pandilleros para retomar sus actividades delincuenciales. Los únicos que protestan por las duras condiciones de reclusión son los aliados de las maras.