Es triste, y a la vez gracioso, observar a una «pandilla» de personajes cuya utopía es llegar a ser presidentes de este país, pretendiendo sustituir al actual mandatario. Y es que resulta hasta grotesco ver cómo ocupan redes sociales para, según ellos, promocionarse, o, dicho de otra manera, mercadearse ante la población, y es donde nos encontramos con oscuros personajes que en algún momento de igual manera llegaron a ser funcionarios. Cabe aclarar: jamás fueron modelos a seguir, pese a ostentar altos cargos como presidentes de partidos políticos y hasta diputados, dejando más penas que glorias, de igual manera, exfuncionarios de dependencias de la Corte Suprema de Justicia golpeados por gobiernos del FMLN pero ahora muy cercanos y afines entre sí, esgrimiendo cualquier tipo de improperios, inclusive atropellando la dignidad de menores de edad («la monita»), en alusión peyorativa que uno de estos personajes utilizara con la hija del señor presidente de la república. Dañino y atentatorio contra los derechos de la niñez, de acuerdo con la ley Crecer Juntos. En esta pandilla también encontraremos a «líderes religiosos», quienes usan sus púlpitos ya no para predicar la palabra de Dios, sino para dar discursos de índole político; y hasta sustituyen la Biblia por la Constitución de la República. Ya ni sus mismos feligreses les creen, y producto de ello es la fuga masiva de los miembros de esas iglesias.
En esta pandilla vemos personajes impresentables, quienes, usando la ideología de ARENA, ahora disfrazados con otros chalecos, pretenden de manera atropellada y sin estrategia alguna detentar el poder político y de esa manera podría seguir haciendo una serie de descripciones de esta pandilla de personajes nefastos y oscuros, pero no es la intención darles minutos de fama. Nótese que no he mencionado nombre alguno, pero la población sabe de quiénes hablamos.
La manera burda y ridícula de querer mercadearse en el ámbito político es utópica e irreal, pues lo cierto es que en nuestro país la oposición se reduce a gentecilla que se convierten solo en mercenarios, los que son patrocinados por oscuros personajes desde el exterior, con generales ya ampliamente conocidas.
El poder político, para legitimar su planteamiento, necesita de una oposición sensata y con criterio, una oposición objetiva en sus planteamientos y con verdaderas intenciones de buscar el mejoramiento de las condiciones de vida material de la población, que son el acceso a la vida, a la alimentación, al trabajo, a la salud, a la educación, a la cultura, a la recreación, a la seguridad, etcétera.
¿Qué tipo de oposición necesita el país? Digo, porque siempre es necesaria en el llamado juego democrático, pero una oposición sensata, propositiva, crítica en el sentido constructivo de la palabra, no una oposición terca, apátrida, panfletaria y destructiva; en tal sentido conviene afirmar que quienes, por ahora, se autodenominan portavoces de la oposición no son más que una pandilla de oscuros personajes carroñeros que, lejos de presentar planteamientos de país, solo se dedican a despotricar de forma absurda cada acción del Gobierno. Conviene entonces que la oposición, si de verdad quiere llamarse así y si en realidad quiere presentar un pensamiento con visión de país, haga un alto en el camino. Y el llamado es para los representantes de los poderes fácticos, para que replanteen quiénes serán sus voces autorizadas; en caso contrario están condenados a la completa extinción del tinglado político.
Debo de entender que el mismo partido de Gobierno, haciendo mayoría en la Asamblea Legislativa, de igual manera busca renovarse, y, por ende, autocorregirse para continuar con su línea de desarrollo de país. Esto debo de entender va desde alcaldes, diputados y funcionarios del Ejecutivo. Esa es la manera de preservar la cuota de poder que el pueblo les ha conferido y a la vez confiado, para que lo represente desde las diferentes plataformas donde se toman decisiones.
Por ahora la oposición sigue dando tumbos, con su farándula de políticos en decadencia o simplemente fracasados.