Para las próximas elecciones del 28 de febrero del 2021 muchos dudan sobre quién votar o si en realidad deben ejercer el voto. En otros casos se guían por el impulso de votar por una bandera específica. Pero el dilema surge para muchos ciudadanos. ¿Por quién debería votar este 28 de febrero?
Antes de tomar cualquier decisión, es importante analizar el perfil de los candidatos, sus antecedentes históricos dentro de la política, qué intereses defienden y cuáles son sus propuestas, ya que, en los siguientes tres años, es crucial el desempeño que jugarán los alcaldes y diputados para el desarrollo y crecimiento del país. La importancia de votar por personas y no por partidos hará la diferencia en cómo enfrentar las secuelas que nos dejará la COVID-19 y a las que se suman el crecimiento del desempleo y la pobreza.
Cómo se lidiará con la pandemia debe estar entre las principales propuestas y discursos que debemos encontrar en los candidatos que nos representarán en la toma de decisiones, sin descartar las propuestas de combate a la delincuencia, corrupción, nepotismo, y el apoyo al desarrollo económico y tejido social más vulnerable, ya que de ellos dependerá el rumbo de nuestro país, así como del rumbo de la política salvadoreña.
Este proceso democrático por el que atraviesa nuestro país, en el que se intenta quebrantar el derecho a la libre participación (como vimos en las últimas elecciones), es una antesala de lo que está por ocurrir, donde la misma población se encuentra en un proceso para construir una mejor sociedad, donde la verdad y los hechos no son ocultados y no estamos dispuestos a que se repita la historia reciente de nuestro país.
La corrupción se normalizaba en dichos como «pero todos los políticos roban» y «él roba menos que los demás», pero estas son afirmaciones que cada vez estamos dejando en el pasado, ya que la política es una tarea de servir. Si se toma desde un punto de vista laboral, es de trabajar, construir y crecer donde trabajamos.
Son las cualidades que desde ya debemos ir buscando dentro de nuestros candidatos de alcaldías y concejos municipales, así como en la representación parlamentaria. Porque, como ciudadanos, tenemos el derecho y la responsabilidad de votar por candidatos que estén capacitados y que no tengan malas intenciones en el manejo de los fondos del Estado.