El dalái lama solía decir: «Deja ir a personas que solo llegan para compartir quejas, problemas, desastres, miedos y juicios». Es de aclarar que esta postura no tiene que ver con no escuchar, apoyar o aconsejar a personas que están pasando por un momento difícil en la vida; siempre hay que estar presto a servir. Se refiere en realidad a ese tipo de personas que, sin duda, carecen de deseo de mejoramiento o se han vuelto víctimas encallecidas de su propia mentalidad negativa y débil.
Es así como se debe tener cuidado y es mejor alejarse con sutileza y silencio de tres tipos de personas que quitan paz, tranquilidad, estabilidad y progreso en la vida, llegando incluso a convertirse, después de que se ha sido su apoyo o mentor, en el enemigo principal o quizá en la piedra de tropiezo para una vida de paz y satisfacción personal. Por ende, es importante saber identificar bien al tipo de personas que vale la pena dejar entrar al espacio vital y sagrado de la intimidad del corazón y el hogar.
Ahora bien, se quiere exponer lo que, al parecer de su servidor, son los tres tipos de personas que no requieren tu tiempo y atención, ya que terminan desgastando la energía, el servicio para otros, etcétera. El primero sería la persona negativa que se queja por todo, critica a todos y no puede ver el éxito en otros. Este ser humano de consciencia muy baja puede llegar incluso a tomar la energía de la persona que por caridad o amistad le suele escuchar, llegando en un momento a padecer las mismas actitudes negativas y autodestruyéndose.
El segundo tipo de persona de la que hay que alejarse es esa que trata de agradar a todos, pero no por caridad o humildad, sino por quedar bien y tener puertas abiertas con todos. Cualquiera diría que esta es una cualidad que ayuda a lograr grandes metas en la vida, pueda que tenga algo de cierto esa postura, pero la verdad es que este individuo termina siendo un personaje sin identidad y sin postura clara, que conlleva incluso a aceptar injusticias, desigualdades e inmoralidades con tal de ser perfecto para todos.
El tercer tipo de persona que no debe estar en la lista de amigos ni compañeros cercanos es el positivo en exceso, ya que suele alejarse de la realidad. Ciertamente, personas con actitud positiva son de suma importancia en la vida y empresas, el problema radica en ese exceso de optimismo, ya que esto le merma de la comprensión de la realidad y con ello puede llevar a sus cercanos a un mundo ideal, mágico, que aleja de la realidad y con ello del compromiso que se debe tener con la vida y las cosas (padres, cuiden a sus hijos de este tipo de amistad).
De tal manera que una persona estable y con suficiente madurez en la vida ha pasado por tantas experiencias y vivencias que le permiten saberse con derecho de ser positivo, negativo de vez en cuando, atento y servicial, otras veces callado, silencioso y alejado, etcétera. Es decir, una persona con una personalidad no de embudo, sino clara y sólida, muy bien sabe que depende de la circunstancia, la situación y la persona se debe comportar sin fingimiento, con la diferencia necesaria para estar cómoda ella y las personas que la rodean.
Pero bien, tal como dice 1.a de Corintios 15:33: «No os dejéis engañar: las malas compañías corrompen las buenas costumbres». Es menesteroso pedir sabiduría a Dios para caminar justa y santamente, sabiendo muy bien que las personas que rodeen deben tener si bien no exactamente las mismas ideas, anhelos y metas, pero sí similares y, sobre todo, que se sienta ese deseo en común del bien, de la moral y de las sanas costumbres. De tal suerte que se pueda prescindir de todo ser humano que robe la paz y el gozo para estar bien y hacer el bien.
¡Solo así se puede tener la firmeza necesaria para ser auténtico y pleno en la vida!