Las catástrofes nunca están incluidas en los presupuestos, pero sí hay previsiones en caso de que ocurran. Sin embargo, el alcance de una pandemia como la ocasionada por el nuevo coronavirus sobrepasó todas las consideraciones y requirió una respuesta anticipada —con la ventaja de que las primeras naciones afectadas estaban al otro lado del globo terráqueo— y rápida. Haberse atenido a la burocracia y al obstruccionismo de la oposición en la Asamblea Legislativa habría equivalido a condenar a millares de salvadoreños a una muerte espantosa y habría provocado el colapso del sistema nacional de salud.
El manejo improvisado de la pandemia habría sido irresponsable, pero era lo que muchos en la oposición esperaban para achacarle al gobierno una mala gestión. Si atacan incluso cuando ven los buenos resultados, ¿qué no habrían dicho si hubiéramos tenido una tragedia nacional? Esos deseos fueron conjurados y el país ha sido reconocido internacionalmente por su buen manejo de la crisis generada por la COVID-19.
El gobierno ha negociado con los laboratorios productores de las vacunas aprobadas para aplicarlas a la población salvadoreña. No se tratará solamente de llevar a cabo jornadas de vacunación en cualquier unidad de salud. El presidente Nayib Bukele anunció en su cuenta de Twitter que se construirán 156 módulos para vacunar a los ciudadanos. La infraestructura, posteriormente, podrá utilizarse para poner en marcha bibliotecas digitales de libre acceso.
Como parte de la estrategia de bloqueo y ataque permanente, vimos que los diputados de oposición buscaron quitarle al gobierno los fondos para la inversión social, y aseguraban que lo hacían para frenar abusos. No obstante, lo que el Ejecutivo ha respondido no solo anula los intentos de recorte, sino que adopta lo que para la oposición era «una carga» destinada a colapsar las finanzas públicas —como el aumento a la pensión, las alzas salariales para policías y el escalafón para maestros y médicos— y garantiza que con la nueva Asamblea Legislativa se recuperará lo que se pretendió secuestrar.
Una buena gestión contra la COVID-19 incluye no solo constantes y masivas tomas de muestras y la aplicación de las vacunas al mayor número de ciudadanos, sino también la adopción universal de medidas de higiene y de bioseguridad tanto en la casa como en los negocios, en el transporte público y en las oficinas de atención.
No podemos bajar la guardia y creer que la enfermedad se ha ido o que con la vacuna estamos seguros. Al contrario, este coronavirus ya está creando nuevas cepas, por lo que debemos seguir actuando como si no hubiera vacuna o como si estuviéramos en los primeros meses de la pandemia. De todos depende que podamos enfrentar esta enfermedad y resultar victoriosos.