Adolfo Ángel Martínez González es un joven maestro de danza de San Francisco Chinameca, en La Paz, que encontró en esta rama una forma de realización personal, pues dice que enseñar y cultivar en jóvenes y niños este arte es promover la salud mental y física.
A sus 27 años no solo ha trabajado en su localidad, sino en todos los municipios de este departamento; ha recorrido casi todo El Salvador para ensayar a grupos y también ha representado al país en Honduras y Guatemala.
Comenta que su interés por la danza popular, como la llama, surgió a sus 15 años, cuando junto con unos amigos comenzó a ver videos de baile, pues antes no le llamaba la atención. De ahí comenzó su proyecto para animar a que otros jóvenes participen.
«Inicié bailando break dance, así fue como comenzamos a meternos en ese mundo de la danza. En el camino comencé a ver otras danzas, como hip hop, hoping, popping […]. De los cinco que iniciamos nadie siguió, solo yo quedé dedicándome a esto», manifiesta el joven artista. Su perseverancia le permitió ser reconocido y solicitado en grupos, centros educativos y otras instituciones para impartir danza, formar a niños y jóvenes.
«Las danzas populares, que así preferimos llamarle la mayoría de los maestros, tienen que ver con salsa, merengue, bachata, tango, un poco de hip hop, que últimamente se está utilizando más. A este siempre se le ha llamado danzas modernas», agregó Ángel.
Dijo que con la pandemia de la COVID-19, este arte sufrió fuertemente, y ha sido hasta hace poco tiempo que se ha comenzado a retomar y ya hay grupos ensayando, participando en eventos que se están desarrollando de encuentro y competencia.
Martínez también enseña danza folclórica o costumbrista que, asegura, ha quedado principalmente en instituciones de enseñanza públicas, pero manifiesta que siempre hay espacios para su promoción. Con su experiencia, dijo que ha podido conocer de cerca el impacto positivo de la danza, pues reiteró que los jóvenes al practicarla logran una mejor salud mental y física; de igual forma, se alejan de la violencia y la delincuencia.
«Sé de algunos que estuvieron en riesgo y que la danza los rescató, jóvenes ahora realizados, con trabajo, sin temor. Con estas medidas de seguridad que han implementado últimamente no han tenido ningún problema, porque son jóvenes de bien», ejemplifica el maestro.
Considera que es importante la promoción integral de este arte tanto en niños como en jóvenes.