Barbie y Oppenheimer, sin lugar a dudas, se convirtieron en sensación del cine de este verano siendo dos películas que han roto muchos paradigmas en torno a los géneros cinematográficos que representan. Estrenadas el mismo día, en vez de lograr una rivalidad en taquilla como era de esperarse, ambas han tenido una construcción que sus audiencias han disfrutado por igual. Resurgiendo, a su paso, la afluencia masiva a las salas de cine y creando el fenómeno de «Barbenheimer», algo que ni siquiera Tom Cruise ni Harrison Ford lograron conseguir con el estreno de «Misión Imposible: sentencia mortal» e «Indiana Jones: el dial del destino», respectivamente.
Un contraste entre el rosa y el negro se impregnó en las salas de cine, unos decantados por lo sobrio que proponía Christopher Nolan al narrar la historia del padre de la bomba atómica con «Oppenheimer»; mientras que las salas de al lado se dibujaba la propuesta de Greta Gerwig para narrar la historia en rosa de la muñeca más famosa de todos los tiempos, dando paso a una producción lejos de lo que las audiencias esperaban de una película que apuntaba a ser «plástica».
No vamos a dejar de un lado que en efecto Barbie es una película transgresora no solo por su marcado sentido feminista, sino por la forma en cómo los simbolismos juegan entre lo que conceptualmente se puede entender como el machismo o la forma patriarcal de cómo es visualizada la sociedad, la cual es impregnada ideológicamente desde los juegos con que identifican los roles de género desde la niñez.
Esta idea da paso no solo a reflejar la masculinidad frágil que se ve limitada a expresar la rudeza, el valor y el liderazgo, la cual se invierte en el mundo perfecto de Barbieland que es liderado por las Barbie, viendo a los hombres como simples accesorios.
Este punto de inflexión lleva a reforzar al personaje de Ken, a quien siempre lo relacionamos como el interés amoroso de la muñeca, pero que fuera de lo que implica este estereotipo, no tiene un significado para su vida, lo que se ve como un símil en la forma en que Barbie descubre y visiona su mundo; planteándonos como audiencia también la duda de qué esperamos nosotros de la misma: aquello que simplemente se nos fue programado para pensar o si debemos de construir una identidad fuera de ello.
Más allá de este discurso, el éxito de Barbie se debe a que es capaz de burlarse de sí misma, de la compañía que creó al mito del juguete e incluso de su productora cinematográfica y de sus propios personajes. Lanzando una crítica que es capaz de calar incluso en las personas más sensibles en torno a la visión de cómo tratamos o qué esperamos de las mujeres y de los hombres.
Sin embargo, la propuesta de Greta no deja de ser una que cae en lo típico y que a la vez busca estereotipar ciertos clichés de inclusión forzada que busca saldar la tendencia actual progresista, en donde vemos una Barbie afrodescendiente presidenta, a una persona con discapacidad altamente hermosa; aunado también a un rol de personajes secundarios latinos como las personas que tienen que resolver los conflictos principales de la historia.
A nivel técnico, no podemos obviar el espectacular diseño de producción que retrata fielmente los juegos y los accesorios que las muñecas Barbie han tenido a lo largo de su historia. Sumado a la excelente fotografía del mexicano Rodrigo Prieto, quien contrasta con el vestuario de cada uno de los personajes que conforma esta hilarante forma de retratar la vida en Barbieland.
En muchos casos, difícilmente podemos separar al actor del personaje que interpreta, pero Margot Robbie se ganó ese apelativo. Nació para ser Barbie, no solo porque calza literalmente como la «Barbie estereotípica» que estamos acostumbrados a imaginar al pronunciar su nombre, con su cabello rubio, su piel blanca y su esbelta figura contorneada por las perfectas medidas de la ilusión de una mujer contemporánea. Sin embargo, pasando de lo conceptual que podría ser incluso esta vida de plástico, las actuaciones, tanto de Ryan Gosling (como Ken) y la de Margot Robbie literalmente dan todo de sí. Incluso Gosling le roba los reflectores con creces a Robbie.
Lo interesante del paradigma que rompe Barbie es su narrativa que, si bien se apega a una que marcaban las películas de comedia a principios de los 2000, con tonos que sobrepasaban los límites de lo prudencial, permite plantar la interrogante: ¿será que esta fórmula regresará como un ingrediente perfecto frente al gastado cine que se está sobreexplotando con las mismas sagas y apelando constantemente a la nostalgia que repasa y repasa una vez más de lo mismo? Sin duda, lo descubriremos pronto.
FICHA TÉCNICA
País: Estados Unidos
Año: 2023
Dirección: Greta Gerwig
Guion: Greta Gerwig, Noah Baumbach
Música: Mark Ronson, Andrew Wyatt, Dua Lipa
Fotografía: Rodrigo Prieto
Protagonistas: Margot Robbie, Ryan Gosling, America Ferrera, Kate McKinnon, Ariana Greenblatt, Simu Liu
Género: Comedia fantástica
Duración: 114 minutos