Boris Eduardo Flores González, de 35 años, es médico de profesión y trabaja desde 2013 en el Ministerio de Salud (Minsal). Ha logrado llevar a la par las artes plásticas, y aunque la mayor parte del tiempo la dedica a ejercer como galeno, cuenta que cuando tiene espacio libre, ya sean las horas nocturnas o las madrugadas, usa los lienzos para dar vida a diferentes obras, una faena que disfruta mucho, más al contemplar una pintura finalizada.
El artista y doctor reside en Zacatecoluca, La Paz, y manifestó que recibió formación en dibujo y pintura en talleres de la Casa de la Cultura y escuelas de arte de esta ciudad cuando tenía siete años, y que desde entonces surgió su pasión por la pintura. Luego logró estudiar aún más este arte, que no ha dejado de practicar incluso durante su formación en la carrera de Medicina y ahora que trabaja en esa área.
«Desde joven tenía claro que quería estudiar Medicina, graduarme como médico y así servir a mi familia y a la sociedad, pero también no dejar el arte, no dejar de pintar. Eso fue lo que logré, lo que conseguí», indicó el viroleño, quien comenzó pintando paisajismo, pero desde hace 10 años se dedica a elaborar abstractos, arte figurativo.
El impresionismo abstracto, el abstracto geométrico y un poco de minimalismo es lo que más practica. «Casi toda mi obra, tanto en formato pequeño, mediano y grande, y en todos los materiales con los que trabajo, desde el grafito hasta el acrílico o el óleo, todo se trata de plasmar dentro del arte abstracto», agregó.
«Cuando creo mis obras me siento completamente libre. La madrugada es un momento cuando hay casi nada de ruido, sonido, es bastante íntimo ese momento para pintar, y aunque son un poco pesados los desvelos y luego nos pasan factura, siento que pintar no solamente me hace más productivo, sino que también tiene un impacto sobre mi salud mental; entonces, de esa manera dejo de preocuparme por ciertas cuestiones que creo no deberíamos y termino centrándome», comenta.
Boris dice que es el único pintor de su familia y con entusiasmo comparte que a su hija de cinco años le encanta también este arte.
Estando en San Salvador, luego de su horario laboral, se quedaba en la Casa Tomada, de San Salvador, donde pudo ser reconocido y logró «mover» sus obras. «Ahí comencé a involucrarme más en qué significa una galería, participar en un certamen, en exposición, a enviar mis propuestas a los museos, subastas y todos esos movimientos que se tienen que hacer; entonces, a partir de ahí, poco a poco empecé a abrirme más espacio», manifestó el médico.
Hasta la fecha, sus pinturas de paisajismo y principalmente en abstracto destacan en galerías en el país y también han participado en exposiciones en Estados Unidos.