A esa misma hora del mediodía, los dirigentes de ARENA acaparaban los programas de radio y televisión asegurando que «la burbuja de Nayib» se había pinchado y que ellos iban a la delantera.
Sofía Medina estaba junto a Nayib cuando recibió la llamada de un alto dirigente de GANA, quien le dijo: «Parece que ni entramos a la segunda vuelta, quedaremos en tercer lugar».
Sofía no le dijo nada a Nayib. Otros que estaban ahí recibieron llamadas similares y tampoco dijeron nada, pero la expresión de sus rostros los delataba. Nayib percibió la situación.
El Delta y yo habíamos trabajado antes en mesas estratégicas areneras y sabíamos que la falsa boca de urna y la saturación de los medios era una típica operación de El nido del águila para motivar a los suyos y desmoralizar a los adversarios.
Entre los encuestadores más notables en América Latina se destacaban dos: el colombiano Mauricio De Vengoechea y el mexicano Roy Campos, con más de 30 años de experiencia. Habían trabajado en casi todos los países latinoamericanos, ambos conocían perfectamente el proceso político salvadoreño.
Hacía dos meses, en una entrevista concedida a CNN, Vengoechea había afirmado que Nayib ganaría con una ventaja de 25 o 30 puntos. Ese dato se lo había compartido Roy Campos, que había hecho trabajo de campo en El Salvador.
El día anterior a la elección, Roy se había reunido con el Delta y conmigo. En algún momento de esa reunión, Roy le envió a Nayib un WhatsApp en el que le decía: «Vas a ganar, se nota en el aire, se huele en el ambiente y todos lo dan por hecho: los menos se resignan, los más se ilusionan, pero todos entienden que es la sacudida que requiere El Salvador. La historia no se reescribe pero sí se puede reiniciar y corregir el rumbo. Mañana inicia una nueva historia».
Nosotros teníamos la misma certeza, solo que el Delta por la vía de la cartografía política y yo por la del análisis del proceso histórico y político.
«No hay ninguna duda» —nos dijo Roy—.
«Mañana Nayib ganará en primera vuelta. Además de mis propias mediciones, he analizado todas las otras encuestas, 60 más o menos, y el promedio está entre 25 y 30 puntos de ventaja. Nayib estará arriba del 55 %, ARENA no llegará al 30 % y el FMLN difícilmente pasará del 10 %», dijo.
«Pero para que Nayib obtenga esos números se requiere una votación muy alta, ¿no?», contesté.
«Si vota un 62 %, nuestro amigo podría sacar 2 millones de votos. Y otra cosa: ganará en todos los departamentos, de eso tampoco hay duda», sentenció.
Respecto a las encuestas había un tema que yo no tenía muy claro, y se lo pregunté: «Roy, hace seis meses tu encuesta predijo casi con exactitud el resultado de las elecciones presidenciales en México, pero tres años antes tu encuesta se equivocó por más de 20 puntos en la elección de Jaime Rodríguez en Nuevo León. Al año siguiente todas las encuestas fallaron en Inglaterra con lo del «brexit»; en Estados Unidos, con Trump, y en Colombia, con el acuerdo de paz. ¿Cómo es posible un error de más de 20 puntos o que se equivoquen todas las encuestas sin excepción?
(Fragmento de «La indignación estratégica»).