La Gruta del Espíritu Santo es un abrigo cuyas paredes se curvan para formar una semiesfera rocosa que posee pinturas y grabados de figuras antropomorfas, zoomorfas y abstractas. Este sitio de arte rupestre es el que más ha llamado la atención para hacer investigaciones arqueológicas que, cada vez que se realizan, aportan datos nuevos sobre la conservación de este y de las pictografías.
Para conocer sobre la importancia de la zona y los datos que se han obtenido a lo largo de las exploraciones «Diario El Salvador» habló con el jefe de la Unidad de Evaluación e Investigaciones Arqueológicas de la Dirección Nacional de Patrimonio Cultural, Julio Alvarado.
¿Cuál es la diferencia entre la pintura y el grabado de Corinto?
La pintura es cuando las personas dibujaron y a través de distintos pigmentos plasmaron motivos en las paredes. Los grabados son tallados que fueron realizados con algún instrumento como piedra, a manera de alto o bajo relieve.
Entre las diferentes pinturas que hay, ¿se puede decir que hay semejanza o secuencia entre los mismos?
En la pintura hay diferentes colores. A falta de algunos estudios, algunos análisis, no se puede dar pistas sobre probablemente los distintos momentos en los que se hizo. En la gruta del Espíritu Santo hay rojos, amarillos, negros y blancos. Por lo menos esos cuatro colores y muchas superposiciones de pintura, es decir, hay un motivo sobre otro.
Si un motivo cubre a otro ya tenemos una adaptación relativa que significa que el motivo que está cubriendo al primero es más reciente y el que ha sido cubierto es más antiguo. Allí uno va sacando las dataciones relativas.
En cuanto a los grabados, en la gruta del Espíritu Santo hay un par que probablemente sean más recientes que muchas de las pinturas; pero, prácticamente, todo corresponde a la época prehispánica. Hay algo complicado con el arte rupestre porque es difícil reconocer la intención que tuvo la persona al plasmar ese dibujo o motivo en la gruta.
¿Podría hablarse de un sitio relevante dada las pinturas que se han encontrado en la cueva?
Sabemos que era importante porque iban y pintaban ahí, tenía una relevancia. No hay duda que querían comunicar algo. Las manifestaciones gráfico rupestres son precisamente un medio de comunicación usado en aquel momento donde todavía no había escritura.
Además, sabemos que el paisaje alrededor de la gruta del Espíritu Santo, no sólo la muy gruta, revestía una relevancia para el desarrollo de la vida cotidiana de los grupos que habitaron la zona en ese momento. Pero si usted me pregunta por qué era importante la gruta, en ese punto es cuando ya entramos a lo simbólico, se vuelve complicado responder.
¿Hay algún indicio que detalle el por qué era importante?
Lo más probable es que, bueno, la gruta, para comenzar, les resguardaba de las condiciones climáticas. Segundo, pudo haber tenido algún simbolismo también con las creencias. En la época prehispánica estaba muy enraizado que las entradas al inframundo, donde iban los muertos hacia las zonas subterráneas, eran en las cuevas. Entonces, probablemente ese simbolismo lo pudo haber tenido.
Pero allí entramos a una etapa de interpretación, es decir, que ya no es cien por ciento seguro, sino que ya viene con nuestro filtro, con el bagaje que se tiene, el conocimiento de todos los estudios, las investigaciones que se han hecho en el sitio y en otros sitios de El Salvador, de Centroamérica y de Mesoamérica. Todo eso se utiliza para, más o menos, tratar de acercarse a lo que ellos pensaban.
Entiendo que en Corinto hay dos vertientes, la humana y la rupestre. ¿Puede explicar cada una?
El sitio cuenta con estos dos elementos importantísimos que hasta ahora no habían sido tan puestos a la vista. Digamos, desde el siglo XIX se conoce la parte de la pintura rupestre y el sitio, a cualquier persona que usted le pregunte en El Salvador, lo va a identificar por la pintura. Es más, las investigaciones principalmente son hacia la pintura. Pero en los años setenta el alemán Wolfgang Haberland vio las pinturas, excavó el sitio por primera vez y lo que hizo fue identificar capas al interior del subsuelo que solo tenía elementos de piedra, artefactos líticos, que detallan que probablemente no hubo sedentarismo y que el lugar debe ser muy antiguo. A partir de ese momento, todas las excavaciones que se han realizado para obtener mayor información del sitio confirman la vertiente humana.
UN LIBRO CON NUEVAS MIRADAS AL ARTE RUPESTRE
El pasado 28 de junio se presentó en el Museo Nacional de Antropología Dr. David J. Guzmán el libro «Presencias en la roca. Nuevas miradas al arte rupestre del oriente salvadoreño», del Dr. Félix Lerma, el cual ofrece un contexto general del arte rupestre salvadoreño, una síntesis de los estudios hechos en la región de oriente, comprendida entre el río Lempa y el golfo de Fonseca, y una panorámica de algunos de los sitios más representativos.
¿De qué trata el libro del Dr. Lerma?
Es un libro muy interesante, muy bien trabajado. Es la publicación de su tesis de doctorado. El doctor Lerma hace ahí un recuento muy bueno de todos los trabajos que se han hecho en cuanto a la investigación del arte rupestre en la zona oriental de El Salvador, específicamente en la gruta del Espíritu Santo. Hizo toda una investigación bibliográfica con todos los antecedentes que realizó en 2014 y publicó en 2022. Este libro contiene un apéndice, y esto es importante mencionarlo porque el apéndice es de la arqueóloga Claudia Ramírez, compañera del Ministerio de Cultura que realizó en 2010 un trabajo de conservación en las pinturas del abrigo rocoso haciendo análisis físico y químico.
¿Qué aportan los análisis?
Se identifica qué tipo de base ocuparon para la elaboración de los pigmentos, los elementos minerales. Por ejemplo, el óxido ferroso que son las pinturas rojas, el carbón para las pinturas negras y elementos vegetales para los verdes y los demás colores. Es interesante e importante remarcar esto porque el libro no sólo es una en un aporte del doctor Lerma, sino que también va el aporte salvadoreño. La arqueóloga también habla sobre amenazas, pero ¿son por la condición de la zona o humanas? El siglo pasado, el sitio sufrió mucho. Allí hacían fuego para hacer jabón. El hollín de ese fuego cubrió parte de las pinturas, allí están las huellas. También recibió disparos en la época del conflicto armado. Me imagino que se ponían a probar las armas con las pinturas. De igual manera, hay daños ocasionados por gente que llegó como turista.