En El Salvador, el éxito del Plan Control Territorial y del régimen de excepción es algo incuestionable. Está a la vista de todos que ahora este país es más seguro, más tranquilo y, gracias a esto, con un mejor clima para el comercio, el turismo, el trabajo y el desarrollo.
Basta con tener los ojos abiertos para apreciar la transformación que El Salvador ha experimentado con el Gobierno del presidente Nayib Bukele.
Al profundizar un poco y conocer los cambios que la mejora de la seguridad ha traído a la vida de los ciudadanos es más fácil entender el apoyo masivo de la población hacia el presidente Bukele. Se trata de un pueblo que ha reconocido al líder que ha traído la tranquilidad que muchos otros ofrecían en promesas vacías durante campañas electorales.
La efectividad del presidente Bukele para aplacar la inseguridad con la que las pandillas sometieron al país durante décadas en complicidad con los gobiernos de ARENA y el FMLN ha trascendido las fronteras. Cada vez son más los políticos, las figuras de opinión, los académicos y los empresarios que destacan el «método Bukele» para enfrentar la violencia y la criminalidad en sus respectivos países.
En primer lugar, se trata de defender la vida de los ciudadanos y poner sus derechos por encima de los victimarios; al contrario de lo que hacen los detractores del Gobierno al priorizar a los criminales antes que a los honrados. Exigen que se respeten los derechos de delincuentes cuando han sido estos los que han masacrado y aterrorizado a poblaciones enteras.
Las maras han sido tan perversas que incluso instruyeron a niños para cometer crímenes y homicidios y así aprovechar que las leyes eran más blandas en estos casos. Las estructuras criminales usaron estas disposiciones legales para construir un mecanismo de sicariato y de crimen. En segundo lugar, el éxito del régimen de excepción y del Plan Control Territorial tiene que ver con que se ha saneado fuertemente el Órgano Judicial y ahora la Policía y la Fiscalía trabajan en función del pueblo salvadoreño.
Estas instituciones ya no reciben directrices políticas como antes sucedía en los gobiernos de ARENA-FMLN, que les daban trato preferencial a los delincuentes de cuello blanco y se hacían del ojo pacho con los pandilleros, con quienes ambos partidos pactaron y negociaron. El apoyo que en el exterior recibe el plan de seguridad del presidente Bukele es solo una muestra de que el camino que se transita es el mejor. El pueblo reiteradamente ha destacado su satisfacción con los resultados.